TEtstá asentado que ya no tenemos suficiente con Halloween, Papa Noel y demás; ahora importamos parte de otra fiesta americana más: El Black Friday .

Son las grandes multinacionales americanas y el mercado global online los que están extendiendo esta costumbre por todo el mundo. Consiste en hacer grandes descuentos en todos los productos iniciando así la campaña de compras navideñas, algo así como el primer día de las tradicionales rebajas en España.

Seguramente, este viernes pasado todos habremos visto eso de Black friday en los distintos espacios publicitarios que cada día tratan de llamar nuestra atención. Y aunque no tenga nada que ver con nuestras costumbres consumistas siempre que sea para generar movimiento económico, bienvenido sea.

Pero el que sea viernes se debe a que es el día siguiente a la fiesta de Acción de Gracias que se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre, conmemorando, originariamente, las buenas cosechas y los días duros de trabajo vividos durante el resto del año. Festividad muy conocida en todo el mundo gracias a las series de TV y a las películas americanas.

Familias enteras se reúnen en torno a una mesa para comer un pavo relleno con migas de pan y un pastel de calabaza; mientras se dan las gracias por estar en familia, tener un hogar, felicidad... Y es ahí donde quiero llegar: Lo verdaderamente importante, más allá de los beneficios o pérdidas que puedan dejarnos nuestras "cosechas" a lo largo del año, es estar agradecido por ello.

Allí, cada uno de los asistentes a esas cenas ha pensado previamente qué ha de agradecer, haciendo un balance, resaltando las cualidades que se tienen, de todos los valores que se aprecian en cada una de sus vidas; con el propósito de hacer de su existencia la mejor posible.

Seguramente que cualquiera al hacerse este planteamiento, además de resaltar lo positivo, encontrará aspectos de sí mismo que no le gusten, o que debiera cambiar. Pero, de algún modo, hay que agradecer que esos aspectos negativos estén ahí, porque gracias a ellos somos tal como somos, y son éstos la vía que nos indican cuál es la forma para hacernos crecer, buscándoles una solución.

Más allá de criticar la cultura consumista de nuestra sociedad actual, propongo añadir una intención interior a los regalos que hagamos, pues así éstos adquieren un valor incalculable; porque en el fondo no hay mejor regalo, ni más valioso, que estar agradecido de una forma verdadera y auténtica. Gracias.