TSti ya tenemos una ciudad bella de por sí, en estos días, nuestra Cáceres se llena de tantos adornos, colores y despliegue audiovisual que hacen de las calles en un lugar idóneo para tocar la zambomba.

La razón de ser de la decoración navideña tiene su origen en la religión, pues las bolas, las estrellas, las campanas, los árboles, los lazos... Todos ellos son símbolos vinculados a la fe, y fue instaurado por San Bonifacio (680-754) en su evangelización por el norte de Europa. Sin embargo las iglesias, (San Juan, Santa María, San Mateo...) están exentas de estas enormes parafernalias navideñas.

Ahora parece que toda esta simbología ha evolucionado hacia un objetivo e interés económico: las mejores instalaciones navideñas están en los grandes espacios comerciales del mundo; allí los despliegues audiovisuales son de última generación y es un verdadero atractivo para los turistas. Lógicamente donde se genera más dinero se origina más consumo.

Principalmente han sido las organizaciones ecologistas quienes han criticado esta práctica por el elevado consumo eléctrico, el gasto de materiales y de recursos económicos. Pero hoy día gracias a los led (diódos de emisores de luz) el gasto energético se reduce a menos de un tercio por lo que podemos decir que tenemos un sistema de luces navideñas sostenible. Aunque quisiera destacar que también hay proyectos de iluminación navideña con energía solar autosuficientes.

La decoración estudia la combinación de elementos ornamentales y estas instalaciones efímeras que definen a la Navidad, tanto en nuestros interiores como exteriores; han de producir algún tipo de reacción química en nosotros pues procura que salgan las mejores emociones, genera la armonía de volver a casa, de hacer que estemos más unidos por nuestros familiares, amigos, conocidos, de ser más felices.