La comunidad católica cerró ayer filas en apoyo a la decisión del obispo de Coria-Cáceres, Ciriaco Benavente, de impedir la celebración de bodas fuera de los templos, en lugares no consagrados por la Iglesia. Así se desprende de las opiniones que ha podido recabar este diario de diversos representantes de colectivos religiosos, profesores y sacerdotes de la diócesis. "Es algo elemental, cada cosa tiene su sitio y cada ceremonia el suyo, y las bodas por la iglesia deben celebrarse donde tienen su significado", valora Tino Escribano, párroco de Virgen de Guadalupe.

El asunto ha sido "motivo de reflexión" en las reuniones del propio arciprestazgo cacereño, incluso se ha sopesado la necesidad de emitir una pastoral para explicar las razones de porqué se impide que no se realicen casamientos fuera de las parroquias, según apunta el sacerdote de San Blas, Antonio Pariente.

La decisión del obispo, como informó ayer este diario, pretende atajar la avalancha de peticiones para celebrar bodas en ubicaciones distintas a los templos. Aunque no ha habido una comunicación oficial al clero cacereño por parte del obispado, sí se ha enviado una carta a la gerencia del castillo Las Arguijuelas, el sitio más habitual donde se organizaban este tipo de ceremonias, para desautorizar estas celebraciones y conminar a que se realicen en la ermita de Nuestra Señora de Gracia (frente al castillo), que sí está consagrada.

ACEPTACION La acción del obispo no ha sorprendido en el entorno católico, ya que la opinión generalizada es que "las normas están para cumplirlas y las ceremonias religiosas deben hacerse en un entorno religioso", asegura Jesús Moreno, profesor de Sociología y sacerdote, en referencia al derecho canónico que estipula que las bodas deben hacerse en lugares consagrados. "El matrimonio --añade-- es un sacramento de la Iglesia y hay que respetar las normas que ella dispone".

El exconcejal socialista Francisco Acedo, que se confiesa católico, considera que el problema se plantea cuando quienes deciden casarse por la Iglesia lo hacen sin sentirlo verdaderamente, sino por "la parafernalia, por la tradición y porque es más lucido, sin pensar en el sacramento" . El presidente de la Unión de Cofradías Penitenciales, Juan Narciso García Plata, piensa lo mismo: "Casarse por la Iglesia es una opción y los que estén convencidos de hacerlo, no por tradición o por costumbre, no les importará tanto que sea en un sitio lucido o no".

La profundidad religiosa de las parejas que optan por el rito religioso es también una de las cuestiones en las que ahonda Antonio Pariente y por ello considera importantes los cursillos prematrimoniales que imparte para ello la Iglesia, que "son más que un trámite".

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