La asistenta de la pareja llegó a tocar los cadáveres golpeados y ensangrentados antes de abandonar la casa sin avisar a nadie de lo ocurrido en el salón del número 4 de la calle Las Grullas. Como ya publicara este diario el martes, la imputada reconoció que estaba en la casa cuando se perpetró el crimen, aunque dice que ella no les mató y que quien lo hizo fue el chófer, con quien oyó cómo discutía el fallecido. La policía le preguntó si había tocado los cuerpos en uno de los interrogatorios y ella dijo que sí. En un primer momento, se acercó hasta el cuerpo de Mercedes y, tocándole el hombro, pronunciaba su nombre con la esperanza de que le respondiera. Después, se dirigió al cuerpo de Juan Antonio y le tocó la mano, percatándose de que ambos habían muerto. Después, recogió de una mesita del mismo salón 270 euros que le había dado minutos antes el fallecido, se lavó la cara y las manos en su cuarto y se marchó.

El día 24, cuando fue detenida, tenía heridas recientes en el cuerpo que estaban en proceso de cicatrización, siendo reconocida por el forense. La imputada, interna provisional en la prisión de Badajoz, no tiene aún asignado abogado de oficio tras la renuncia de la anterior por falta de confianza.