Las conexiones por transporte público a la residencia Asistida, al nuevo hospital y a la cárcel son un problema desde que se modificara el trayecto de la Línea 3 para dar cobertura al nuevo complejo hospitalario cuando abrió. Las quejas de usuarios y trabajadores comenzaron cuando se puso en marcha la hospitalización y Urgencias porque fue cuando empezó a registrarse un mayor volumen de personas que necesitaban utilizar el autobús. Protestaban por lo largo que es el trayecto y porque los autobuses iban siempre a tope de estudiantes, y eso que la actividad en el campus era escasa porque entonces solo había exámenes (principios de junio). Pero ahora, con la universidad a pleno rendimiento, la situación se ha complicado aún más.

La cabecera de esta nueva Línea 3 se encuentra en Nuevo Cáceres. Hace varias paradas en Isabel de Moctezuma, Atahualpa y Antonio Hurtado antes de llegar a la Cruz de los Caídos. Cuando para en esta última casi siempre va lleno, de hecho muchas veces o no sube nadie o solo pueden entrar unas dos o tres personas por falta de espacio. Ocurre a diario, mañana y tarde. ¿El problema? Que es una línea que también hace el recorrido por el campus por lo que siempre va llena de estudiantes. Al haber suprimido el Refuerzo Campus, la Línea Campus no es suficiente para abarcar el volumen de personas que acuden a diario a la universidad por lo que tienen que tomar este otro autobús para poder llegar.

La situación no solo afecta a empleados y usuarios del nuevo hospital, sino también a los de la residencia Asistida y la cárcel, que comparten la misma línea de autobús. Hartos de la situación los tres organismos han comenzado a recoger firmas para exigir al ayuntamiento que modifique el trayecto para que no entre en el campus. Es decir, que la Línea 3 vuelva a tener el trayecto antiguo (no llegaba al campus) añadiendo la parada en el nuevo hospital y que se recupere el Refuerzo Campus (en realidad la actual Línea 3 es una combinación de ambas). Los trabajadores del complejo hospitalario ya hicieron en verano otra recogida de firmas en señal de protesta. Las entregaron en el ayuntamiento pero, al no lograr una solución, vuelven a intentarlo ahora.

LLEGAN TARDE AL TRABAJO / La situación ha llevado a que empleados de los tres organismos lleguen tarde a su puesto de trabajo o a que usuarios pierdan su cita en el médico por no llegar a tiempo al no poder coger el autobús por ir lleno. Si no pueden subirse tienen que esperar al siguiente, que pasa a los 20 minutos (por las tardes la frecuencia es de 25 minutos y de 40 los fines de semana). «Si quieres coger el autobús a los ocho de la mañana te tienes que ir cuatro horas antes para asegurarte que lo puedes coger», dice la hija de una persona mayor que perdió su cita por no poder subirse al bus. «Los que vivimos cerca de la Cruz de los Caídos qué hacemos, nos vamos donde empieza la cabecera, en Nuevo Cáceres, para asegurarnos poder montar», se queja otra afectada. Los usuarios dudan además de la seguridad ya que, al ir los autobuses siempre llenos la gente se agolpa de pie en los pasillos. «El día que alguno de estos vehículos tenga un accidente por superar la capacidad permitida de viajeros habrá que pedir responsabilidades. Y los pacientes que tienen movilidad reducida no pueden hacer el trayecto en unas mínimas condiciones de seguridad», añade otro usuario de la línea.

el recorrido es largo / Esta queja se une a las protestas por lo largo del trayecto, que tarda unos 40 minutos (si no hay mucho tráfico) en llegar desde el centro de la ciudad. Y a la necesidad de cambiar de lugar la parada de autobús de la residencia Asistida. Antes les dejaba más cerca del edificio pero ahora se encuentra a una distancia lo suficientemente larga como para que las personas mayores o con movilidad reducida no puedan hacerlo solas. Además, al encontrarse la marquesina en curva, el bus no puede utilizar la rampa para facilitar la subida y la bajada de estas personas. Se quejan, asimismo, de que la parada se encuentra en un espacio a la intemperie, sin sombra y sin posibilidad de poder resguardarse de las inclemencias del tiempo durante el invierno.

Por su parte el consistorio asegura que está buscando soluciones al problema, aunque admite que son complicadas, ya que las modificaciones que se lleven a cabo deben ajustarse a los términos del contrato suscrito por la empresa que gestiona los autobuses urbanos, Subus, lo que «permite poca flexibilidad». Recuerda que la solución se debatirá en la mesa de transporte urbano que se convocará «próximamente».