Hace poco más de dos meses de la apertura prácticamente total del tramo Cáceres-Plasencia de la autovía A-66 y sus efectos ya se dejan notar. A falta de apenas una decena de kilómetros, a la llegada a la ciudad del Jerte, para que ambas ciudades olviden totalmente la antigua y problemática Nacional 630, todos los usuarios habituales de esta vía reconocen que se ha ganado en rapidez, comodidad y, sobre todo y de forma muy especial, destacan, en seguridad.

Es una apreciación, pero no solo, pues las estadísticas de Tráfico así lo avalan. Según los datos facilitados a este diario por la Comandancia de la Guardia Civil en Cáceres, con la apertura de la autovía que une Cáceres y Plasencia los accidentes de tráfico registrados en estos aproximadamente 90 kilómetros de carretera --tanto en la A-66 como en la vieja N-630-- se han reducido a la mitad si se comparan los meses de agosto y septiembre del 2006 con el mismo periodo del año pasado. También se han reducido a la mitad los heridos.

La comparativa de los accidentes de circulación registrados en las carreteras A-66 y N-630, entre las ciudades de Cáceres y Plasencia, durante el periodo agosto-septiembre de los años 2005 y 2006, reflejan que mientras en este periodo del año pasado se contabilizaron 43 accidentes, 40 de ellos en la N-630 y tres en el tramo de la A-66 que ya estaba abierto, de Cañaveral a Plasencia; en los pasados meses de agosto y septiembre --los tramos de Cáceres-Cañaveral se abrieron a finales de julio-- se han registrado 22, cinco en la N-630 y 17 en la A-66 (Cáceres-Plasencia).

Y también a la mitad se ha reducido el número de heridos y fallecidos en estos accidentes. Así, las estadísticas facilitadas por la Guardia Civil recogen que mientras que en los meses de agosto y septiembre del 2005 en los accidentes registrados entre Cáceres y Plasencia 21 personas resultaron heridas y una fallecida (ninguna en los que se produjeron en el tramos de la A-66 ya en servicio), este año en el mismo periodo han sido 12 los heridos en los 17 accidentes registrados en la A-66 y los cinco de la Nacional 630).

ESPERADO La apertura al tráfico de los dos tramos de la autovía A-66 entre Cáceres y Cañaveral, de 37 kilómetros, que se llevó a cabo el pasado 27 de julio, con el acto inaugural que presidieron el ministro de trabajo, Jesús Caldera, y el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, era algo muy anhelado por todos los ciudadanos extremeños.

Todos esperaban desde hacía años la puesta en servicio de estos tramos, que suponen la unión por autovía de las dos principales ciudades de la provincia, Cáceres y Plasencia, por la mayor rapidez que supone para la circulación, pero sobre todo por las garantías de seguridad, algo que ha quedado ya, en solo dos meses, constatado.

Y es que en esta carretera se encontraba uno de los principales cuellos de botellas existentes para el tráfico en la región, las temibles curvas del Tajo, un punto, además, de una alta siniestralidad, de hecho en ellas se registraba prácticamente un accidente todas las semanas, que la autovía ha eliminado. Por ello, solo el hecho de que ahora se pueda prescindir de pasar por estas curvas tiene para todos un incalculable valor, máxime si se tiene en cuenta que en el primer semestre de este año, hasta la inauguración de los tramos de la A-66 entre Cáceres y Cañaveral, en esa zona se habían registrado 14 accidentes con un balance de un muerto y 16 heridos.