Uno de cada cinco euros que el ayuntamiento reconoce como obligación pendiente de pago no se abona dentro del ejercicio presupuestario. Esta deuda pasa al año siguiente, se acumula y el resultado es déficit. Es un dato que se repite en las últimas cuatro liquidaciones de los presupuestos aprobadas o dictaminadas y que se corresponden al periodo 2006-2009.

Con los ingresos pasa lo mismo, dado que uno de cada cinco euros cuyo cobro se reconoce no se recauda en el año presupuestario. Pero hay una diferencia. La deuda que el consistorio mantiene con empresas, proveedores o colectivos no prescribe. Lo que se adeuda al consistorio sí, a lo que se suman las cantidades que, aunque figuran como débito a recaudar por la administración, son de dudoso cobro y sus posibilidades de ingreso son mínimas.

Las liquidaciones recogen el comportamiento que han tenido los presupuestos, que son previsiones que se hacen conforme a los resultados de ejercicios anteriores, unos presupuestos cuyo equilibrio adquiere ahora mayor importancia en pleno debate para poner un límite al déficit y a la deuda de la administración.

CAPITULOS El presupuesto de gasto del ayuntamiento tiene tres capítulos fundamentales: personal, bienes corrientes y servicios y transferencias corrientes, que son las aportaciones a los organismos del ayuntamiento (Juventud, Asuntos Sociales, Deportes y Universidad Popular), a los consorcios en los que está el consistorio (bomberos, Gran Teatro...) y a la empresa de los autobuses para pagar el servicio.

Hay otros dos capítulos que miden la deuda del ayuntamiento con entidades de crédito (intereses y amortización de préstamos) y el de las inversiones.

Los tres capítulos en los que se paga prácticamente el 100% dentro del ejercicio son los de personal, gastos financieros (intereses por las operaciones de préstamo) y los pasivos financieros (amortización de créditos). Funcionarios, personal laboral y bancos tienen garantizado el pago.

Los gastos corrientes, con el abono a pequeños proveedores o a las grandes empresas de gestión de servicios públicos, y las transferencias (un capítulo en el que están las subvenciones) acumulan la mayoría de pagos que se reconocen y que quedan pendientes al final del ejercicio.

Ejemplos del presupuesto de 2009, que es el último con la liquidación dictaminada, son que en el capítulo de bienes corrientes y servicios se admiten 6,5 millones por el servicio del agua y queda sin pagar un millón; se reconocen 13 millones por la limpieza viaria y la recogida de basura y no se pagan 1,8; hay 1,2 de arreglo de vías públicas y queda sin abonar casi un millón; figuran 1,3 millones de alumbrado público, quedando pendiente al término del ejercicio casi medio millón; o se recogen 833.000 euros de gastos jurídicos a abogados y procuradores, de los que no se abonan 425.492 euros dentro del año presupuestario.

Ejemplos en el capítulo de transferencias están el de las subvenciones a asociaciones vecinales, en el que queda pendiente los 87.578 euros que se reconocen, la obligación que se admite de 3,4 millones del servicio de autobuses, de los que no se abonan en el año 2,4; o los 3,7 del consorcio de bomberos, de los que al cierre del año presupuestario quedan 1,1 por pagar.

Lo que pasa en la liquidación de 2009 se repite en años anteriores, quedando cantidades por abonar en los mismos capítulos.