Más de un millón de kilos. Concretamente, 1.200.000 kilos, fue la cantidad de comida que repartió durante el año pasado el Banco de Alimentos de Cáceres, "divididos en las tres fases que da el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) y lo que nosotros recogemos durante el año en varios eventos, incluida por supuesto la gran recogida de noviembre", apuntó ayer su presidente, Juan Carlos Fernández Rincón.

Asimismo, durante el 2015, el Banco de Alimentos llevó a cabo un "control exhaustivo" de las personas que reciben comida, pasando de atender a alrededor de 11.000 personas a unas 9.000 actualmente en toda la provincia. El 42% en la capital cacereña y el resto en municipios cacereños. "Hemos reducido casi 2.000 personas. Unas porque han mejorado su situación y otras porque, a raíz de los controles que hemos hecho, hemos visto que también recibían ayuda de otras entidades", señaló.

En ese sentido, el presidente valoró que "rebajar el número de personas que atendemos puede ser sinónimo de que la crisis va desapareciendo lentamente" y, sobre el perfil de las personas necesitadas, remarcó que "cerca de un 29% son desempleados".

Rincón realizó estas declaraciones ayer durante la presentación que hizo el Banco de Alimentos sobre el Plan de Ayuda 2016 a las 57 Organizaciones Asociadas de Reparto (OAR) que colaboran con el mismo. Se trata del tercer plan dentro del Programa Distribución Alimentos del Fondo de Ayuda Europea para los Más Necesitados (FEAD), que engloba seis años (del 2014 al 2020) y cuyo fin es promover la cohesión social y contribuir a la erradicación de la pobreza.

Entre las recomendaciones a seguir, el Banco de Alimentos instó a las OAR a "prever" lo que van a necesitar y lo que va a sobrar, "como se hace cuando hacemos la compra para casa", apuntó Rincón, de cara a devolver aquella comida que no se reparta y pueda ser necesaria en otras comunidades autónomas del país.

Recientemente, por ejemplo, personal del Banco de Alimentos realizó visitas al 25% de las 26 OAR existentes en la ciudad, encontrando 4.239 kilos de comida que calificaron como "fuera de cumplimiento", es decir, "pertenecientes a otras fases que tenían que haber sido entregados", por lo que hicieron hincapié en "evitar que se almacenen productos sin ser repartidos hasta que su caducidad este demasiado próxima".