El intento municipal de promover el uso de la bicicleta para desplazarse por la ciudad parece que no ha prosperado. Habrá quien diga que eso se debe a que está muerta y no hay manera de que ninguna iniciativa despegue; habrá quien sostenga que es cuestión de darle más tiempo porque las costumbres no arraigan tan rápidamente; habrá quien piense en fin que no es sino una ocurrencia política más de entre las tantas que se ponen en marcha y no funcionan.

No sé qué pensará usted, pero a mí se me ocurre que la explicación es bastante más prosaica y que tiene que ver, sobre todo, con la orografía de nuestra ciudad. Partiendo de la base de que Cáceres no tiene aún el suficiente tamaño ni la suficiente extensión para impedir el desplazamiento caminando a todos los sitios, los que necesitan utilizar algún medio de transporte para hacer el primer desplazamiento de la mañana, es decir, el que les lleva desde un hipotético barrio en las afueras hasta el centro, no elegirán la bicicleta como medio de locomoción. Si quiere usted hacer la prueba solo tiene que darse un paseo y salir un poquito de la ciudad, tampoco mucho, y así comprobará que vuelva por donde vuelva, siempre se regresa subiendo. Eso lo saben muy bien todos los cacereños que practican la bicicleta como deporte y que cada vez son más.

Algunos de sus lamentos más repetidos consisten en que el regreso, justo cuando uno ya está cansado, siempre es en cuesta y que, en ese momento, faltan piñones para poder acabar el recorrido. Tan es así que ya se han hecho célebres algunos "apodos" con los que se describen cómo se atragantan esos desniveles cuando las fuerzas ya van justitas. Por ejemplo, el que se ha dado en llamar "Col del Carrefour" asimilando los topónimos franceses con total naturalidad. De manera que si los propios deportistas ya destacan los inconvenientes de andar en bici, ¿qué cree usted que harán quienes podrían utilizarla únicamente como medio de transporte? ¿O se imagina a un estudiante bajando al campus por las mañanas y subiendo a mediodía cuando el hambre y el calor aprietan de firme? Como dicen algunos, ¡si las bicis fueran más cómodas y tuvieran otros colores-! ¿Quién sabe?