La incoación de Bien de Interés Cultural Etnológico del conjunto de arqueología industrial y minera de Aldea Moret, nos devuelve el pasado más valioso del siglo XX de Cáceres y rescata uno de los más importantes símbolos de nuestra modernidad.

Como describe el expediente, el poblado minero pretendió ser el modelo que inspirara el desarrollo de la ciudad de Cáceres siguiendo el diseño de Ildefons Cerdá en Barcelona, el más avanzado exponente del urbanismo del siglo XX en España y un ejemplo europeo. Y supuso una isla de progreso, que contribuyó a transformar una ciudad medieval en la ciudad moderna que hoy compartimos.

Son protagonistas de esta mitología urbana, las construcciones mineras. Con su estética nos evocan las vidas, los afanes, las pasiones, los miedos y los sueños de los mineros que descendieron a las entrañas del Calerizo y de los obreros que trabajaron en la industria transformadora del fosfato, para convertirse en estandartes de un imaginario colectivo de voluntad, arrojo y superación durante el siglo XX.

Tras este expediente administrativo cabe interpretar el respeto y admiración que debemos sentir las generaciones presentes y futuras por los mineros y obreros de la ciudad y de muchos pueblos de la provincia, que persiguieron en las entrañas de la tierra elevar la dignidad de sus familias y de sus vidas, contribuyendo con ello al progreso de Cáceres.

El reconocimiento histórico que se inicia con esta resolución de la Junta de Extremadura de 26 de enero de 2010, tendrá un largo recorrido y una amplia repercusión en la actividad social, cultural y económica de Cáceres y, en especial, en la digna barriada de Aldea Moret.

Este futuro Bien de Interés Cultural, sin duda, es el mejor homenaje al pasado y al presente de quienes, anónimos, iban a sus puestos de trabajo a proseguir la sombría y silenciosa labor cotidiana que sostuvo gran parte del progreso de nuestra ciudad. Pero también es un compromiso por el futuro de Aldea Moret y de Cáceres, inspirado en la memoria de quienes trabajaron los minerales durante un siglo, creando un poblado minero autosuficiente dotado de cooperativa, economato, escuela y otros servicios comunitarios, forjadores de un ideal de justicia social y bienestar que nos han legado los valores más actuales de la sociedad cacereña actual.

Con esta iniciativa, el Gobierno de Cáceres y la Junta de Extremadura contribuyen a mantener la memoria histórica, al tiempo que impulsan la recuperación de ese espíritu transformador y reivindicativo por continuar haciendo realidad los anhelos por una sociedad más justa y de progreso.