La subida volvió a repetirse en 2015 y la tendencia se consolida. Cada vez son más las parejas en la provincia cacereña que optan por una forma de celebración matrimonial exclusivamente civil y se olvidan de la católica. La diferencia entre ambas posturas vivió en el año referido, el último del que dispone datos el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que ha publicado en su página web hace escasas fechas, su máximo histórico. Mientras que la iglesia ofició 493 casamientos, jueces, notarios o políticos municipales lo hicieron en número significativamente superior: 672. Una diferencia de 179. En territorio cacereño se produjeron 1.169 bodas en total, ya que a las anteriores hay que sumar otras 4, las que se produjeron bajo los parámetros de otras confesiones religiosas.

Pese a ello, el número de bodas católicas experimentó en 2015 una leve subida con respecto al año anterior. En el 2014, 481 parejas decidieron casarse por la iglesia por las 655 que optaron por una forma exclusivamente civil, también en menor número que en el 2015. Entonces, la diferencia entre ambas fórmulas ascendió a 174. Aunque esta circunstancia no resulta común. Hasta el 2013, el número de bodas civiles en Cáceres no había rebasado nunca al de uniones religiosas. En el 2012, 632 parejas eligieron un casamiento religioso por las 556 que prefirieron la forma exclusivamente civil. Se estableció entonces una diferencia de 76 bodas a favor de la Iglesia Católica que no se ha vuelto a repetir.

Los datos son todavía más significativos si se observan los primeros guarismos provinciales de los que tiene constancia el INE, que se remontan al año 1996. Entonces, Cáceres albergó 1.795 bodas, de las que 1.551 fueron religiosas y 244 civiles. La evolución se entiende mejor al recurrir a términos porcentuales. A mediados de la década de los noventa, las uniones por el juzgado sólo eran el 13,6% del total. En el 2015, representaron el 57,5 %. Una brecha del 43,9 % en 20 años que amenaza, a tenor de los números, con seguir ampliándose en fechas venideras.

CRISIS ECONOMICA Precisamente, durante los el último año de los que se disponen de datos, el número de matrimonios ha subido en la provincia, sin llegar a los niveles previos a la crisis económica. En 2013, uno de los peores años, el número de uniones en la provincia descendió hasta los 1.066, el mínimo histórico desde 1996. El descenso empezó a consumarse en el 2009, cuando se bajó en 135 casamientos con respecto al año anterior para acoger un total de 1.346. La estadística no mejoró significativamente hasta el 2014 y repuntó el año siguiente con las 1.138, aunque lejos de las 1.795 de 1996.

Además, los datos del INE revelan cuál fue el mes favorito de los cacereños para casarse en cualquiera de las dos fórmulas y agosto se lleva la palma con 186 enlaces. Le siguen julio, con 168, y septiembre, con 161. Y si el periodo estival destaca en lo más alto de la lista, el invernal lo hace en el inverso. Enero (23) y febrero (31), seguidos de cerca por diciembre (43), son los meses a los que menos se recurre en la provincia para casarse.

RAZONES Lo que está fuera de toda duda es que el matrimonio civil no ha parado de ganar peso tanto en Extremadura como en el resto de comunidades autónomas. Según el INE, en torno al 55% de las bodas celebradas en la región son civiles. Uno de los factores para explicar este auge son los divorcios, ya que las personas que han pasado por esto y previamente se habían casado por la iglesia católica no pueden volver a hacerlo, por lo que optan por una autoridad civil. También indican los sociólogos que muchas de las parejas más jóvenes, aquellas que deciden casarse en estos años, han tenido poca relación con la iglesia.