A las 15.35 horas del sábado 29 de agosto de 1992, el grupo Dire Straits llegaba a Cáceres para convertir en realidad una promesa realizada tres meses antes: hacer de esta ciudad una de las paradas obligadas de su gira en España. A las diez de la noche dio comienzo un concierto en el que sonaron desde Sultans of swing hasta Calling Elvis , y que pasó a la historia por dos razones: situó a Cáceres en los circuitos de música internacionales y logró reunir en el estadio Príncipe Felipe a nada menos que 35.000 personas. La actuación de Dire Straits, coincidiendo con la denominación de Cáceres como Capital Cultural de Extremadura en el marco del proyecto Enclave 92, demostró que era posible que la ciudad afrontara un acontecimiento de tal magnitud.

La noticia de que la Consejería de Cultura negocia un concierto de Bruce Springsteen para el próximo 18 de agosto en el estadio Príncipe Felipe ha vuelto a hacer despertar el sueño de quienes viven con nostalgia aquel pasado musical de Cáceres que lamentablemente solo tuvo continuidad un año más, con la presencia de Peter Gabriel y Sting en 1993. Por eso, el departamento que dirige Leonor Flores ha iniciado los trámites para que la oficina de Springsteen incluya en su gira española a la capital cacereña. Las negociaciones, bastante avanzadas, devolverían a Cáceres --en caso de fructificar-- esa referencia que ahora tanto necesita dadas sus aspiraciones a convertirse en Ciudad Europea de la Cultura en el año 2016.

¿Pero cómo fueron aquellos épicos conciertos de los 92-93 en el estadio Príncipe Felipe? Sin duda, el más recordado es el de Dire Straits, que obligó a montar un importante dispositivo desde la Oficina de la Capitalidad Cultural, ubicada frente de la Casa de las Chicuelas y que coordinaba toda la actividad del Enclave 92: ayuntamiento, gobierno civil, responsables de MKG Espectáculos, bomberos, policía local, guardia civil, Cruz Roja, servicios de urgencias y emergencias... todos colaboraron para lograr que Mark Knopfler hiciera historia en Cáceres.

Dispositivo

Era la primera vez que la ciudad tenía que hacer frente a un dispositivo de semejantes características. Ese día toda la policía local estuvo movilizada y miembros del Cuerpo Nacional de Policía también prestaron su servicio. Se instalaron cinco puestos de socorro, cuatro en el estadio y uno a la salida. Cada puesto tuvo dos médicos, dos ats y dos auxiliares, además de 40 voluntarios con botiquines y ocho ambulancias UVI. Después del concierto la junta local de seguridad mantuvo puestos de socorro en la plaza Mayor, Hernán Cortés y Cruz de los Caídos. Dentro y fuera del estadio se dispusieron servicios de bomberos.

Igualmente, se habilitó el polígono industrial de Las Capellanías como zona de aparcamiento, dos carriles de ida (Cáceres-estadio) y una ruta alternativa para el tráfico por la carretera del Casar. La organización recomendó el uso de autobuses urbanos, que partían desde Múltiples desde las cinco de la tarde.

Dire Straits iniciaba así su concierto con aquel inolvidable: Llamando a Elvis Presley, ¿hay alguien en casa? Llamando a Elvis. Estoy aquí solo . Pero Knopfler no estaba solo, estaba ante 35.000 personas venidas de todos los puntos del país, que hicieron que Cáceres empezara a sonar.

Espíritu Womad

El 8 de mayo de 1992 Peter Gabriel congregó a 7.000 personas en el Príncipe Felipe. El cantante británico, creador del sello Womad, llegó a Cáceres avalado por un festival multiétnico que este año cumple precisamente su mayoría de edad en la ciudad: nada menos que 18 años haciendo de la capital cacereña el escaparate de las músicas del mundo. Gabriel, soñador de un planeta mejor, apareció en el escenario del estadio del Cacereño de blanco impoluto tras la actuación de Kilo Veneno.

A sus 44, se movió entonces sin reparos en medio de un formidable sonido durante hora y media acompañado en los coros por músicos como Holmes Brothers o Shankar. Fue otro memorable concierto en el que no faltaron los bises de ese manifiesto antirracista titulado Biko , canción combativa que el público celebró como un acto de solidaridad con todos los oprimidos de la tierra y que sirvió de homenaje a Nelson Mandela en su 70 cumpleaños.

Antes Sting, ahora Bruce

El 2 de agosto de 1993, Sting no llenó al cien por cien el Príncipe Felipe pero sí congregó a varios miles de espectadores. El ex de Police no defraudó y, por supuesto, no se olvidó de su Every breath you take .

Y si en agosto del 93 fue Sting, en agosto del 2009 podría ser Springsteen. La Consejería de Cultura retomará esta semana próxima los contactos con la oficina para tratar de cerrar el concierto de The Boss , un auténtico sueño para un Cáceres dispuesto a soñar.