No da puntada sin hilo. Cada palabra que lanza está ahí porque tiene que estar. Ni sobra ni falta. María Fernanda Sánchez (Cáceres, 1946) hace honor a su nombre. Es locuaz y no tiene tiempo para rodeos. Quizá se lo deba a la experiencia de vida o a las décadas dedicada al servicio público. Fue concejala con Sánchez Polo y diputada provicnial y creó la asociación de folclore El Redoble en el 82. Ahora, ya retirada de las cámaras y de la esfera mediática y tras superar un infarto y un ictus, recibe un homenaje en el Mes del Mayor por su trayectoria y por su aportación a Cáceres, su Cáceres. En enero ya recibió otro de la asocaición musical cacereña.

Reconoce a este diario que recibió la noticia «con sorpresa» aunque no oculta su agradecimiento. «Siempre es una satisfacción eso de que la gente se acuerde de que existes y valore lo poco o mucho que hayas hecho», pone de manifiesto. Cuenta además con el aliciente de que es la primera mujer que recibirá el reconocimiento de las asociaciones de mayores de la ciudad. No porque no las haya sino porque «de manera histórica la visibilidad ha ido a los hombres», alega Sánchez. Aún no ha preparado discurso y duda que lo haga. «Igual me apunto unas notas», apunta con la serenidad que le caracteriza. «A mí los escenarios no me dan miedo, me he pasado media vida en ellos».

Y tiene razón. Ha vivido los últimos treinta años a medio camino entre la cultura popular y la política. Sobre lo primero sostiene que el folclore siempre ha sido su meta a seguir. «Nací en una familia muy cacereña, estaba vestida de campuza cuando tenía un año». Siempre le atrajo la indumentaria y se dedicó a estudiarla. En ese sentido, defiende que en la región el folclore «sigue muy vivo en el norte de la provincia» pero lamenta la falta de interés y desconocimiento por conservarlo. «El folclore de Extremadura es muy rico pero no se conoce bien quizá por ese complejo que tenemos con respecto a otras comunidades, tampoco es institucional como debería porque ahora lo moderno es lo mejor del mundo y no se puede saber adónde vas si no sabes de qué puerto vienes».

En cuanto a lo segundo, asegura que «la vida pública es bonita y horrorosa». «Al principio lo echas de menos porque se echa de menos estar en el candelero» pero tiene muy claro que se alejó porque quiso. En cualquier caso, ella se muestra «orgullosa» de lo que dejó. Cierto es que abrió camino. Fue la primera mujer en la delegación de Tráfico y transportes, ya hablaba de ecologismo cuando nadie lo hacía. «Creamos el aula de ecología y la patrulla verde». Todo aquello le tocó en un Cáceres en plena efervescencia. «Era una ciudad en auge no como ahora que está medio muerta». Esta situación la achaca al conformismo político actual pero confía en que las cosas puedan cambiar. «En mis tiempos era distinto, te metías en política para hacer cosas, yo siempre tuve claro que lo más importante era mi ciudad e hice lo posible para que todas las cosas salieran adelante». Precisamente sobre la nueva política se pronuncia también y denuncia a los que «piensan que lo que dicen es dogma de fe». «Estábamos PP y PSOE porque no había más, yo tenía mis ideales socialistas y en el PP veían las cosas diferentes pero eso no significaba que fueran mis enemigos, yo no he tenido problemas».