El pasado 30 de enero, se presentaba en sociedad ‘Cáceres Eterno’, un trabajo bibliográfico, publicado por el Ayuntamiento de Cáceres, donde se articulan imagen y texto, para destacar el patrimonio cultural de la ciudad. Se trata de un libro- homenaje al lugar en el que hemos nacido tanto Luis Casero, autor de las fotografías, como el que escribe la presente crónica. La misma ciudad donde devotos y pecadores, nobles y artesanos, ilustrados e iletrados, dejaron su huella en forma de expresiones culturales de toda índole, que se conservan en la memoria colectiva de las gentes de este admirable lugar.

Durante los dos últimos años, de manera intermitente, he tenido la oportunidad de trabajar junto a Luis Casero, veterano profesional de la fotografía, para confeccionar un libro diferente. Por ello, hemos querido quedar constancia de la ciudad como conjunto, sea esta extramuros o intramuros. Tanto la ciudad abierta y moderna, que no es ajena a su pasado eterno, como la ciudad amurallada de palacios y casas fuertes, conventos y templos. Porque Cáceres es esencialmente arte e historia que se dispersan por calles y plazas, que conservan el sabor de un evidente pasado sin renunciar al presente, ni a los retos de futuro.

‘Cáceres Eterno’ es un trabajo que va dedicado especialmente a aquellos viajeros que nunca tuvieron la oportunidad de pasear por las calles empedradas de la ciudad vieja de Cáceres, luminosas durante el día, misteriosas al llegar la noche. Aquéllos que desconocen su entramado urbano, que generosamente se despliega ante el transeúnte. Un libro ilustrado con las imágenes más representativas de la ciudad inmortal, una ciudad envuelta en el atuendo arquitectónico de su pasado, que ocupa un lugar destacado entre los lugares históricos y artísticos, que figuran entre los destinos turísticos de todo el mundo. Reconocida como una de las joyas arquitectónicas más importantes del viejo continente, ciudad para perderse entre callejas y plazoletas, en cualquier noche desierta y vacía, noches que amplifican el encanto de su paisaje arquitectónico.

Para los cacereños, nuestra «parte antigua», como invariablemente la hemos denominado los nativos, forma parte de nuestra vida y de nuestras vivencias, de nuestros amores y también de nuestros desvelos. Por ello hemos destacado el uso lúdico que se hace de diferentes espacios públicos, donde tienen cabida festivales de música y teatro, representaciones religiosas o platós cinematográficos, siempre consumadas con racionalidad, coherencia y respeto al patrimonio. Cáceres Eterno es un paseo, también, por la ciudad actual, universitaria, turística, plural, mestiza y solidaria, con una activa vida cultural. Una ciudad que goza de una calidad de vida envidiable para aquellos que se aglomeran en grandes urbes, donde la vida transita deprisa y el ocio es un bien excesivamente cotizado. Una ciudad diferente, con sombras y luces, que necesita del esfuerzo de sus gentes para seguir siendo espacio para la vida.