Entramos en la Fase 1 de la desescalada. Y Cáceres tiene que estar contento. Hay quienes, sin embargo, pasan el día entero despotricando contra esta decisión y, lo que es peor, poniendo en el mismo saco de irresponsables a todos los cacereños. Nada que ver las imágenes de esta ciudad con las de las playas de Málaga o del barrio de Lavapiés en Madrid, áreas donde por cierto continúan en la Fase 0. Y es cierto que hay cacereños que incumplen las normas, saliendo a la calle fuera de la franja de edad que les corresponde, reuniones intergrupales de padres o grupos de jóvenes que celebran botellones y cuelgan las fotos de su hazaña en las redes sociales. Pero no es la norma general de una capital que ha seguido a rajatabla su encierro, que ha cerrado sus negocios, padecido sus Ertes y sigue llorando a sus muertos.

No podemos generalizar, generalizar es siempre atacar al global y eso es injusto. Debemos insistir y adoptar las medidas de precaución necesarias y que las autoridades sanitarias y políticas proporcionen a los ciudadanos el material necesario para afrontar esta situación. No salimos de la pandemia, salimos con la pandemia y para ello tenemos que cuidarnos y obligar a los responsables de la crisis a que garanticen nuestros cuidados.

Anoche, al tirar la basura, los contenedores de Colón tenían fallos en sus mecanismos de apertura y las bolsas se acumulaban en la acera. Es un pequeño gran ejemplo de lo que no puede ocurrir, de la necesidad de que la desinfección se haga de forma diaria y que no exista ni un solo elemento del mobiliario urbano defectuoso.

Nueve de las 13 monjas del convento de San Pablo han dado positivo en coronavirus. Es una enfermedad que ataca hasta en la clausura y que no entiende de religiones, ni de clases sociales ni de sexos, que se ceba con los más vulberables.

Pero atendiendo a criterios técnicos y científicos, Cáceres puede estar en la Fase 1, que no es más que una nueva oportunidad para recuperar de forma mínima nuestro tejido empresarial y productivo. Si seguimos encerrados seguiremos siendo cada día más pobres. Si salimos con precaución habremos demostrado que continuamos siendo una gran ciudad, ejemplo de lo que ha de ser el civismo, la solidaridad y la responsabilidad.