Teresa Rodríguez estuvo 21 años en México. Fue enviada allí por su madre superiora a pesar de que en un principio marcharse no entraba dentro de sus planes. Le costó adaptarse a las situaciones que vivían aquellas personas pero ahora reconoce que fueron los mejores años de su vida. "Allí escasean muchas cosas que aquí tenemos como necesarias pero te das cuenta de que no lo son", recuerda esta religiosa. "Ellos me han dado una lección de aguante y alegría a pesar de la pobreza que viven. Aquí en España estamos acostumbrados a quejarnos por todo y estamos siempre con mal carácter y lo tenemos todo", dice.

Jerónimo Fuertes, por su parte, pasó 36 años en Japón, un país en el que se registran 30.000 suicidios al año. Su misión era acabar con esto. "Me costó adaptarme porque es una cultura muy distinta pero ha merecido la pena porque ves cambiar a esas personas. Han aprendido a valorar a las personas como seres humanos no por el estatus que tienen" dijo el misionero cacereño Jerónimo Fuertes.