"No podemos seguir mirando para arriba y sentir bochorno cada vez que pasamos por el casco viejo. Si nos duele como cacereños, menuda impresión se deben llevar los turistas...". Son palabras de Raquel Preciados, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Cáceres, formación que ha elaborado un Plan de Fachadas que hace un año recibió el respaldo unánime de todos los partidos. Su objetivo es poner coto a esas viviendas abandonadas, decrépitas y desconchadas que jalonan Moret, Pintores, Parras, Paneras... «Hablamos de las arterias que dan la bienvenida a una ciudad Patrimonio de la Humanidad, y en ellas hay cables que cruzan las calles, locales abandonados, carteles, pintadas...», lamenta Preciados.

La ciudad nunca ha tenido un aspecto tan degradado, «porque han sido décadas de pasividad por parte del ayuntamiento a la hora de actuar con viviendas y locales en estado lamentable», afirma la portavoz de Cs, que además es técnica de patrimonio. Y ojo, que no se trata solo de estética. «También de salubridad y seguridad: estos inmuebles pueden llegar a suponer un riesgo, y el tema se ha descuidado durante demasiado tiempo», matiza el propio concejal de Urbanismo, el socialista José Ramón Bello. Y es que el equipo de Gobierno ya está dando forma a ese Plan de Fachadas para hacerlo efectivo. Lo considera «una propuesta muy acertada», «pero necesitamos darle vueltas hasta lograr la mejor fórmula».

Hasta ahora, un imposible

El objetivo es claro: impedir que sigan proliferando estos inmuebles y corregir las situaciones que ya existen. «Se trata de una práctica habitual en las ciudades que tienen conjuntos históricos, porque en ellas se produce un afán de protección hacia el patrimonio», subraya Preciados. En Cáceres, en cambio, no ha sido posible mantener muchas fachadas a raya. Y no por falta de herramientas jurídicas. Al presentar la moción, Ciudadanos enumeró el listado de bandos, ordenanzas, leyes y planes que han facultado durante años al ayuntamiento para poner coto a estas situaciones. Pero pasan las legislaturas y los cacereños siempre observan el mismo abandono en las mismas casas y locales. Visto lo visto, el Plan de Fachadas propone una fórmula directa y constructiva: subvenciones a quienes quieran poner a punto el exterior de su inmueble.

Para ello, Cs ha tomado como referencia el plan que aplica Badajoz, muy eficaz. «Hay que seguir el ejemplo de lo que funciona», dice Preciados. Allí cuentan incluso con una inmobiliaria municipal, y aunque en Cáceres no sea posible llegar a tanto, sí se puede aplicar la base.

Ciudadanos plantea sacar sucesivas convocatorias de subvenciones directas. Podrían acogerse los ciudadanos que vayan a realizar mejoras en fachadas (rehabilitación, pintura, enfoscado, eliminación del cableado…), que recibirán una ayuda mayor o menor según el tipo de obra que desarrollen. No tendrán que reembolsarla, solo justificar esa intervención.

Es la idea aprobada en la moción, que ya madura desde Urbanismo el concejal José Ramón Bello. «En realidad Cáceres no tiene una herramienta práctica para dar una solución ágil a este problema, que viene de antiguo. Hay tantas fachadas en las que actuar que el área de Disciplina Urbanística (apertura de expedientes, sanciones...) solo puede limitarse a las que están en peor estado. Es el eterno debate entre lo urgente y lo importante. Por eso hay que iniciar otras vías, y por eso vemos con buenos ojos un plan de fachadas que anime a los propietarios a intervenir antes incluso de que exista un problema», subraya.

Solo quedan flecos

De hecho, José Ramón Bello explica que ya se ha solicitado la información y documentación pertinente a la Secretaría General del Ayuntamiento y a Intervención. «La intención es poner en marcha una orden de subvenciones, y parece que podremos sacarla adelante. Solo quedan algunos flecos», desvela el edil. Por ejemplo, falta por acotar el área de aplicación del programa, que muy posiblemente serán aquellas zonas afectadas por el Plan Especial de Protección y Revitalización del Patrimonio Arquitectónico de Cáceres (lo que viene a ser el casco viejo, desde la Ribera del Marco hasta la plaza de Toros, y desde San Blas hasta San Antón).

Las ventajas del Plan de Fachadas son varias. Raquel Preciados se ha reunido con los vecinos de la Ciudad Monumental, que tienen puestas sus expectativas en esta iniciativa. «Consideran que supondría un aliciente para arreglar fachadas, ocultar aparatos de climatización y cables…», recoge la portavoz de Cs. Pero además, durante el último Consejo Sectorial de Comercio, se ha vuelto abordar el aspecto de los locales cerrados. «Si un autónomo quisiera reabrirlos, estas ayudas le estimularían a planificar la obra, dar vida a ese espacio, cambiar la imagen de la calle y dinamizar el comercio. Por eso, el plan va más allá del ornato: contribuye al impulso económico», matiza Preciados.

El concejal de Urbanismo comparte una opinión similar: «Repercutirá en todo, en la mejora del turismo, y en lograr una ciudad más limpia, agradable y amigable».

Ahora mismo, el único recurso aplicable en Cáceres para abordar el problema de estas fachadas es el área de Disciplina Urbanística. El ayuntamiento abre expediente y apercibe a los propietarios de los inmuebles donde ya existe un problema acumulado de imagen, insalubridad e inseguridad, para que lo subsanen de inmediato. Pero se trata de un proceso muy lento y garantista con el ciudadano, es decir, los plazos se dilatan y existe la posibilidad de interponer sucesivos recursos. Muchos titulares no responden o no están localizables. En otros casos se trata de personas muy mayores, de viviendas con varios herederos, de bienes embargados…

Concretamente, Disciplina Urbanística abrió 85 expedientes en 2019, y otros 51 desde enero de 2020 (pese a la ralentización por el covid). «En torno al 50% son de fachadas, por su mal estado de conservación. La mayoría se ubican en la zona del Plan Especial, donde además estos inmuebles forman parte de un bien patrimonial que exige su buen mantenimiento», destaca José Ramón Bello.

A veces el ayuntamiento tiene que adoptar medidas cautelares, como instalar un vallado para evitar riesgos. Cuando ya se impone la primera sanción a veces los propietarios se avienen a buscar soluciones. Si tampoco surte efecto, la última opción consiste en la ejecución subsidiaria, es decir, el propio ayuntamiento acomete la obra y la pasa al cobro a los titulares mediante multas coercitivas, pero se trata del paso más drástico y no se da prácticamente nunca. Además, a la complejidad de este proceso se une «el exiguo personal de que dispone el área de Disciplina Urbanística, con solo dos profesionales que también deben atender otros temas como las obras ilegales», explica Bello.

Menos trabas técnicas

«Nosotros no estamos de ninguna manera de acuerdo con la ejecución subsidiaria. Hay que ser firmes con los expedientes sancionadores por un lado, y por otro ofrecer opciones constructivas como el Plan de Fachadas», señala la portavoz de Ciudadanos. También cree necesario buscar un equilibrio frente al exceso de trabas técnicas que encuentran los habitantes de las zonas más antiguas de la ciudad, cuando quieren hacer obras en casa y dotarlas de las comodidades actuales, como climatización o wifi. «No podemos pedirles que sigan viviendo en el Medievo, hay que aplicar cierta flexibilidad, porque así se vacían los cascos viejos y proliferan las fachadas abandonadas», reflexiona.

De hecho, tanto Raquel Preciados como José Ramón Bello recuerdan la buena labor que realizó la oficina del Área de Rehabilitación Integral (ARI), desde 1994 hasta su cierre en 2012. Promovida por la Junta y el ayuntamiento, se dedicaba a la gestión y tramitación de ayudas para la rehabilitación de viviendas. Los ciudadanos encontraban el mejor asesoramiento para hacer posibles sus proyectos, que se acometieron por cientos. «Era una figura fundamental porque el usuario tenía unos profesionales a los que podía acudir para informarse y buscar soluciones. Esto es lo que de algún modo queremos recuperar y poner en marcha», concluye Bello.