Se trata de un gran complejo deportivo con tres piscinas, una de ellas olímpica, terraza, restaurante-cafetería y pista polideportiva al aire libre de 44 x 22 metros. Sin embargo, durante nueve meses al año solo están accesibles las pistas. Y ello en una barriada de más de 3.000 habitantes que carece de un recinto donde poder organizar actividades colectivas. Por ello, la asociación vecinal Urbanización Cáceres el Viejo solicita al ayuntamiento el uso del hall de entrada cubierto y de la zona acristalada de taquillas, para poder desarrollar iniciativas de ocio saludable con los niños, deportes y propuestas culturales a lo largo del invierno.

Precisamente, este complejo inaugurado en 2007 con el nombre de Agustín Ramos Guija, ha sido cedido a la asociación durante las recientes fiestas vecinales de septiembre. «Ha resultado un éxito, mesas llenas con más de un centenar de niños reunidos en torno al ajedrez, el fútbol chapas, distintos juegos de mesa... Los vecinos han sugerido que esto pueda repetirse durante el año porque aquí no tenemos nada, y lanzamos una encuesta en Facebook: más de 150 personas respondieron en tres horas su disposición a participar en actividades si nos conceden ese espacio», explica Raúl Pérez, representante del colectivo. «Está claro que el barrio quiere colaborar en temas asociativos, en ocio participativo», indica. No obstante, el portavoz vecinal deja claro que no se trataría de una sede, solo de un espacio para usos lúdicos.

Por otra parte, los vecinos están expectantes ante la construcción del pabellón deportivo, que se levantará en el mismo complejo con una inversión de 400.000 euros. «Fue una propuesta de Ciudadanos que agradecemos. El concejal Pedro Muriel nos mostró los planos, nos gustó mucho el diseño, pero no sabemos cuándo empezarán las obras, previstas en el presupuesto de 2017 y 2018», afirma el representante vecinal. También recuerda la necesidad de realizar algunas mejoras eléctrica en el recinto de las taquillas y en las pistas, ya que no hay alumbrado. Además solicita un nuevo acceso a estas pistas, ya que la verja principal no se abre a diario y los chavales pasan por una entrada forzada en el vallado. «También sería necesario otro cerramiento perimetral más seguro para evitar el vandalismo. Es una zona apartada», explica Raúl Pérez.

MÁS ÁRBOLES, UNA SEDE... / Los vecinos tienen más demandas: la calle Los Trigales lleva años sin árboles pese a que se proyectó su plantación, y el barrio necesita una sede vecinal o un centro cultural con instalaciones permanentes. Asimismo, urgen una solución al problema de los excrementos que dejan los caballos del polígono ganadero cuando sus dueños pasean con ellos por el barrio, ya que «la suciedad y el olor son considerables».

Asimismo, los acerados «van necesitando un mantenimiento» y los jardines tienen algunas «calvas y zonas amarillas». La asociación reclama un parque verde «porque no hay ninguno», y propone para ello un terreno municipal entre las calles Miraflores y Las Violetas. «Hay más de 1.100 niños y los únicos columpios están en una rotonda», lamenta el portavoz. Finalmente, los residentes echan de menos más vigilancia policial nocturna y una limpieza periódica del parque canino.