Los vecinos de Cáceres el Viejo temen un efecto llamada y que más okupas accedan de forma ilegal a otras viviendas vacías de la barriada. El pasado sábado dos familias ocuparon dos casas de la calle Los Geranios y los residentes se muestran preocupados. Exigen a los propietarios de estas casas deshabitadas que pongan los medios para evitar estas situaciones, como seguridad privada o el tapiado de las puertas. Y al ayuntamiento, donde ayer se reunieron con el alcalde, Luis Salaya, más presencia policial que espante a los okupas.

«Es un barrio obrero, humilde, donde hay un montón de niños pequeños y tenemos la satisfacción de que aquí pueden correr y jugar en la calle. Si viene gente para pegar el palo o a hacer cosas que no deben ya no vamos a dejar a nuestros hijos en las calles y no podemos permitir eso. Tenemos que poner todos los medios y poner freno para que esto no pase», señaló Abraham Holgado, uno de los vecinos de la calle en la que acaban de ocupar las dos viviendas.

Los inquilinos ilegales (son al menos una docena, entre los que se encuentran niños) llegaron al barrio la madrugada del pasado sábado. Accedieron a dos viviendas que pertenecen a una comunidad de propietarios con piscina comunitaria, donde residen otras 36 familias. Reventaron las cerraduras de las cancelas y de las puertas de entrada para alojarse. Los vecinos, nada más enterarse, pusieron en conocimiento de lo ocurrido a la policía, que acudió al barrio para identificarlos. Precisamente la intranquilidad que se respira en la zona viene motivada por el perfil que ha trascendido de los okupas: Personas con numerosos antecedentes por robos y atracos con violencia y tenencia ilícita de armas.

En la barriada, hasta ahora, no han cometido ningún acto delictivo, más allá de trucar los contadores de luz y agua para engancharse a la red comunitaria y de hacer uso de las zonas comunes sin permiso. La comunidad ya lo ha denunciado. «Invito a que toda la gente que quiera venir a las casas que están desocupadas a que las compren como hemos hecho los demás y se esfuercen como hacemos todos. No rechazamos a nadie pero a nadie que venga con la legalidad en la mano», insistió Holgado. Estas viviendas se entregaron en el año 2003 y fueron de renta media.

CONCENTRACIONES MASIVAS / Desde el pasado domingo los vecinos han llevado a cabo manifestaciones pacíficas en el barrio para presionar a los okupas y conseguir que se marchen. Ayer corría el rumor de que, ante la presión social, habían abandonado las viviendas, aunque nadie ha podido confirmarlo. La última vez que se les vio fue el lunes a primera hora de la mañana. Desde entonces ni se les escucha ni se observan movimientos dentro. Por si acaso, el propietario de las dos casas, la constructora Proexsa (son dos viviendas que nunca se llegaron a vender), ya ha interpuesto la denuncia correspondiente para que el juzgado pueda iniciar los trámites para el desalojo. «Cuando ya no estén dentro podremos dormir tranquilos», asegura Holgado. Hasta ahora temen incluso abrir sus ventanas, por miedo a que puedan colarse en sus casas, y han sacado sus vehículos de la calle para evitar que sufran daños.

Por su parte el ayuntamiento ha ordenado incrementar la presencia policial para prevenir altercados. «Tenemos claro que todo lo que pasa en Cáceres es nuestro problema aunque no sea nuestra competencia (este caso no les compete) y si algo preocupa tanto a los vecinos de un barrio entendemos que hay que actuar», aclaró el alcalde. Salaya insistió en que «el ayuntamiento va a ser totalmente intransigente con esta situación. Si alguien tiene problemas para acceder a una vivienda va a encontrar todo el respaldo de los servicios sociales, pero esta no es ni la vía ni la forma deseable y en el ayuntamiento, nadie que acceda a una vivienda de forma ilegal va a encontrar ni aceptación ni pasividad».

Al cierre de esta edición seguía convocada una nueva concentración en la calle para exigir a los okupas que abandonen el barrio. Dicen que lo seguirán haciendo hasta que hayan confirmado que ya no están dentro de las casas.