La reforma de la calle Alzapiernas, el principal acceso al centro histórico desde el aparcamiento de Galarza para cacereños y turistas, entró ayer en su recta final y así está previsto que la calle permanezca cerrada al tránsito peatonal hasta antes de Semana Santa, que este año se celebra entre el 14 y el 22 de abril. La previsión es que los trabajos duren algo menos de tres meses y «que en Semana Santa esté abierta», aseguró ayer el concejal de Obras, Víctor Bazo. La reforma se inicia ahora una vez que se ha terminado la adecuación de la calle Sánchez Varona, que será una de las alternativas de paso para conectar Obispo Galarza con la calle peatonal de Moret y de aquí con la plaza Mayor. En Sánchez Varona se han eliminado los peldaños y se han sutituido por una rampa con un descansillo en su tramo central. Toda la actuación se adjudicó a la empresa GC 10 Gestión y Obras por un importe de 342.000 euros. Se financia con fondos europeos de la iniciativa de desarrollo urbano sostenible y se acomete para mejorar la conexión entre el centro y los barrios del oeste. Las principales inversiones de esta iniciativa están vinculadas al parque del Príncipe y su unión con el centro cacereño.

NI ELEVADOR NI ESCALERA ENtera/ Pero las de Alzapiernas son las obras más polémicas de las financiadas con la citada iniciativa. El proyecto que se acomete no es la idea inicial que se había manejado. No hay elevador, como pedían colectivos de asociaciones de discapacitados, pero tampoco escalera mecánica en toda la calle, ésta se limita al tramo más ancho, que es el más próximo a la calle Parras. Bazo aseguró ayer que en el ayuntamiento no se tiene ninguna reclamación al proyecto final, del que se informó el pasado noviembre, y explicó que se ha pedido a la empresa adjudicataria que cuente con un interlocutor «que tenga contacto con vecinos y hosteleros, que les explique la obra y recoja las peticiones y reclamaciones».

La calle Alzapiernas tiene una pendiente media del 23% y entre su conexión con Moret y su confluencia con Parras se salva un desnivel de 6,5 metros. En su tramo más estrecho, el acceso a Moret y a la plaza de la Concepción, cuenta con un ancho de solo 3,08 metros. Según los datos que se dieron cuando en mayo se presentó el primer proyecto, por esta calle pasan al año más de 900.000 viandantes.

No toda la calle se cerrará. Bazo detalló ayer que se dejará un acceso a los dos locales de hostelería y a la vivienda desde la calle Parras. En el primer tramo de la calle, el que está entre la confluencia con Moret y hasta el centro de esta vía, habrá peldaños, en las dos terceras partes del ancho, y una rampa. En el segundo, que coincide con el ensanche de la calle, es donde se mantiene la escalera mecánica y a los lados de la misma una escalera y una rampa. Los trabajos en Alzapiernas también van a coincidir con los que se realizan en la cercana plaza de Obispo Galarza para su reforma. Es una obra que «favorecerá a la mayoría de la ciudadanía, que en estos momentos molesta, pero que en tres meses supondrá un cambio radical de esta zona», aseguró Bazo.

Esta actuación tiene una tercera zona de intervención que es la conexión de las calles Zurbarán y San José, que se pretende que sea un segundo itinerario accesible para la conexión de Galarza con el centro, que se suma al de Sánchez Varona, y que está en ejecución. Según se informó en la presentación del proyecto, se trata de hacer una plataforma única.

De las escaleras mecánicas se empezó a hablar en enero de 2016, cuando el gobierno dio a conocer las inversiones a financiar con los fondos de la iniciativa de desarrollo urbano sostenible. En agosto de 2017 ya se contaba con el anteproyecto y en febrero de 2018 se sacó a concurso la redacción del proyecto.