Pocos polígonos industriales del país están tan carentes de servicios como Las Capellanías. Pese a que allí se asientan 400 empresas con unos 3.000 trabajadores, no hay un solo punto médico para atender en primera instancia un accidente laboral, pero tampoco un aula común donde celebrar reuniones o cursos, por no hablar de guardería, restaurante o gasolinera propia para abastecer al polígono. Es el mayor núcleo industrial de Cáceres y ni siquiera tiene un contrato con una empresa de seguridad que vigile la zona. Existen proyectos para suplir las carencias, pero requieren la unión de todas las empresas y por ello se está desarrollando una campaña puerta a puerta. Sin embargo, de momento los resultados no son optimistas.

A los negocios no se les pide una aportación extra, simplemente que se unan a la Asociación del Polígono Industrial de las Capellanías (Apilca), que lleva años funcionando, y de la que forman parte 300 empresas. En cambio, las 100 restantes (una cuarta parte) no están asociadas. La campaña realizada durante los últimos meses, con visitas a cada nave, entrevistas e informes de todas ellas, pretende precisamente que se adhieran al colectivo para poder afrontar los proyectos. La cuota es de 60 euros para los negocios de menor tamaño, y se incrementa según los metros de cada uno de ellos. Dicha campaña finaliza el próximo día 25 de septiembre y de momento no ha logrado muchas adhesiones nuevas.

A AÑOS LUZ DE OTROS José Luis Iñigo San Bernardo, nuevo presidente de Apilca tras la asamblea del 26 de abril, lamenta la situación del polígono en comparación con los que existen en otras ciudades, donde funcionan las comunidades de empresas y disponen de servicios que facilitan la labor y la comodidad de todas. "Aquí se aprecia cierta apatía, muchos no están asociados y en cambio sí se benefician del servicio de conserjes que tenemos, pagado con las cuotas de los demás. Podríamos avanzar bastante si hubiese unión. Capellanías es el único pulmón industrial de Cáceres, y deja mucho que desear", explica.

La directiva de Apilca está dispuesta a intentar lanzar los proyectos que llevan años a la espera, pero sin las cuotas de todos no habrá presupuesto. "Unas empresas alegan que están en crisis, otras se niegan a asociarse aunque hayan sufrido incluso robos...", señala el presidente, que anima a los empresarios a dar el paso. "No corren los mejores tiempos, pero el polígono debe mejorar, es necesario. No podemos seguir con una situación en la que unos pagan y otros no. Si no existe una asociación, esto será una jungla", sostiene.

PROYECTOS PENDIENTES El primer paso programado y el más importante para Apilca consiste en la contratación de una empresa que garantice la vigilancia de Capellanías, donde los robos siempre han sido frecuentes, aunque en los últimos tiempos parecen haber descendido. Actualmente, y con el presupuesto disponible, funciona un servicio de conserjes con cinco empleados que ofrecen información y velan por el polígono, pero no son especialistas en seguridad. "Tanto la Policía Nacional como la local frecuentan la zona y hacen bien su labor, pero hay que entender que para ellos es un distrito más y no pueden permanecer aquí todo el tiempo", afirma José Luis Iñigo. Desde hace años se habla también de crear una entidad de conservación entre todas las empresas, especialmente con este fin, pero tampoco ha prosperado.

Además, la directiva quiere recuperar un proyecto que se gestó hace ya una década y que no acaba de salir adelante, pero también necesitaría el apoyo de todo el polígono. Se trata de la denominada Parcela 0 , un terreno de 6.000 metros cuadrados situado en la parte superior de Capellanías, junto a la N-630 y frente al estadio Príncipe Felipe, que en 2001 el ayuntamiento se comprometió a ceder a Apilca. La asociación presentó en 2002 un proyecto básico para ubicar allí una serie de prestaciones que consideraba "indispensables" en un polígono del siglo XXI: guardería, consultorio médico y centro formativo. La intención era sacar la obra a concurso, de modo que la empresa adjudicataria corriera con los gastos y a cambio edificara una gasolinera y un restaurante para explotarlos por un tiempo y amortizar la inversión. El polígono obtendría así esos servicios sin coste, y la administración tampoco tendría que aportar ayuda.

El ayuntamiento respondió entonces que ni el surtidor ni el restaurante eran fines permitidos en la Parcela 0 (equipamiento social), pero se estudiaron alternativas para hacer realidad esos servicios. Sin embargo, desde 2006 el asunto está paralizado y no se ha avanzado nada. Apilca pretende desbloquearlo si tiene el respaldo del polígono.