Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres atendió durante 2017 a 1.062 personas a través de su programa de acogida y asistencia a familias con dificultades económicas, un 10 por ciento menos que el año anterior, en el que llegaron a 1.175. A pesar de este descenso, la secretaria general de la organización, Inmaculada Godoy, ha señalado que, aunque se aprecia «cierta recuperación económica, esta no está llegando por igual a todos los hogares».

Godoy, junto al director de Cáritas Diocesana de Coria-Cáceres, Damián J. Niso, y el delegado episcopal, Ignacio López Cea, presentaron ayer en rueda de prensa la memoria de actividades de 2017 de la organización.

En total, Cáritas Diocesana prestó 14.678 ayudas desde los servicios de acogida y asistencia de las Cáritas parroquiales, de las que un 75 por ciento estuvieron destinadas a alimentos y un 10 por ciento, al pago de suministros para el mantenimiento de la vivienda.

Inmaculada Godoy insistió en que la «desigualdad se está enquistando en nuestra sociedad y la precariedad se está extendiendo como un modo de vida». Esto se demuestra también en las personas empleadas, afirmó Godoy, donde «el mercado laboral no asegura unas condiciones de vida dignas». De hecho, dentro del programa de empleo y los servicios de acogida parroquiales, un 23 por ciento de las personas atendidas tenían un empleo, pero «continúan necesitando las ayudas de Cáritas», ha dicho su secretaria general.

Inmaculada Godoy ha incidido en la formación como vía para salir de la vulnerabilidad social. En este sentido, la organización ha desarrollado talleres y cursos tanto en Cáceres como en Montehermoso. También ha puesto en marcha programas destinados a mujeres y población inmigrante, el único que atendió a más personas en 2017 que en 2016.

En el aspecto económico, Cáritas Diocesana gestionó 1,2 millones de euros, el 60 por ciento de financiación pública y el 40 por ciento, privada. Además, cuenta con 848 voluntarios, 31 trabajadores, 310 socios y 350 donantes. Godoy animó a la ciudadanía a continuar con su apoyo a la organización, porque «sigue habiendo muchas necesidades».

En cuanto a la ayuda a las personas en máxima exclusión a través del Centro Vida, este estuvo un nivel de ocupación del 96 por ciento, con una media de estancia de entre 17 y 20 días. Sobre su posible traslado, ya que actualmente está en instalaciones de Adif, Daniel J. Niso confirmó que el ayuntamiento les ha ofrecido un solar para edificar y que la Junta de Extremadura busca un edificio vacío de su propiedad para cederlo. Están estudiando ambas posibilidades y, aunque buscan el traslado lo antes posible, Niso ha descartado que se produzca este año.