La Casa Grande atesora una larga historia tras de sí antes de fuera adquirida por la Universidad de Extremadura y de la inauguración del Centro de Artes Visuales el 3 de junio de 2010. Antes, en definitiva, de que se convirtiera en un centro cultural de referencia. Los documentos los guarda Roberto Díaz, técnico de Helga de Alvear, y pertenecen al libro ‘La arquitectura en Badajoz y en Cáceres. Del eclecticismo fin de siglo al racionalismo (1890-1940)’, de María del Mar Lozano y María Cruz Villalón.

Ambas cuentan que el edificio fue construido entre 1905 y 1910 por el arquitecto leonés Francisco de la Pezuela, quien obtuvo por este proyecto la Tercera Medalla de Arquitectura en la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1908. «El edificio es ecléctico, con mezcla de elementos históricos medievales, neoárabes, renacentistas o regionalistas», definen en la obra citada. También destacan las autoras los elementos modernistas en la decoración del vestíbulo y de las habitaciones, como las vidrieras de la fachada. Las puertas, ya destruidas en su mayoría, fueron obra de J.E. Maumejean. La Casa Grande tenía también una capilla, aunque de estilo gótico.

Además, quien encargó la construcción de este edificio fue Eduardo Gutiérrez, perteneciente a la alta burguesía cacereña y dueño de un importante patrimonio de fincas rústicas en los términos de Salorino y Cáceres, cuya ascendencia familiar procedía de Santander. Este hecho resulta de vital importancia en la Casa Grande, pues Gutiérrez, orgulloso de su tierra patria, se identificaba plenamente con la corriente regionalista montañesa, por lo que el inmueble presenta una mezcla de casona montañesa pero con contaminación árabe de los alfices. «Es una cosa típica de la iniciativa privada de la alta burguesía, que combina el capricho de la familia y del arquitecto: monumentalista, con motivos nacionales y castizos estilizados y otros de la arquitectura madrileña», escriben Lozano y Villalón.

Sin embargo, la vivienda original fue objeto de numerosos cambios a lo largo de su historia. Los más significativos tuvieron lugar en 1952, cuando las ventanas abalaustradas del piso inferior del patio se transformaron en vanos de entrada con escaleras y la capilla pasó de la planta principal al piso bajo, y en 1977, cuando se destruyó la galería superior de hierro y cristal de la fachada posterior.

Con la adquisición de la Casa Grande por parte de la Universidad de Extremadura, también le fueron atribuidas nuevas funciones, como la de albergar una Escuela de Informática y Obras Públicas o de los Servicios Administrativos del Rectorado de la Uex. Y, ya en los años tardíos de la primera década del nuevo milenio, fue objeto de un profundo trabajo de rehabilitación a cargo de los arquitectos Emilio Tuñón y Luis M. Mansilla, que fue desde la limpieza de elementos no originales a la consolidación, restauración y adaptación a las nuevas fórmulas museísticas a las que se iba a destinar el edificio.

La Casa Grande tiene funciones expositivas, aunque guarda, en sus piedras, trocitos de su centenaria historia. H