El eslogan ‘Cáceres, come, reza, ama’, que Pepe Regidor ha hecho para la campaña turística de Fitur, sigue dando de qué hablar, que ya saben cómo somos los cacereños de aficionados a estirar el chicle tantas veces como haga falta. Esta semana, el diputado socialista Jorge Amado, de Casar de Cáceres donde los haya, ha tirado de su indudable ingenio para transformar ese lema en este otro de mayor gracia si cabe: ‘Come, reza, salta’. Aunque a veces el amar tenga que ver con el saltar (ya saben lo del salto del tigre), aquí ha venido al pelo a propósito de la metedura de pata cometida por la empresa que realiza las obras de accesibilidad de la calle Atahualpa, en Moctezuma. Resulta que antes de cambiar la ubicación de un paso de peatones, el retén colocó dos vallas delante del paso primitivo que impedían cruzar a los peatones.

La foto visibilizando el desaguisado la colgó en su red de facebook el concejal socialista Andrés Licerán, después se publicó en este periódico y la polémica se hizo viral. Y allá que Amado transformó el eslogan de Regidor, y no solo eso, sino que junto a Licerán lo puso en práctica. Los dos se fueron a la calle Atahualpa y probaron aquello de cruzar un paso de peatones encarcelado por dos vallas. No había bemoles a cruzarlo si no era saltando. Los chavales, siempre en forma que por algo van al gimnasio del Perú, consiguieron con nota su objetivo. Los pillé in fraganti y fui notario de que Jorge Amado ha sido tan efectivo con su hashtag #comerezasalta como Pepe Regidor con la elección de su ‘come, reza, ama’, porque nada hay más útil para el sarcasmo que un hashtag bien elegido.

Al ver a los dos saltadores de valla haciendo tan brutal ejercicio me entró un hambre de narices. Así que me fui a Alcaraván, la nueva gastroteca que el ‘equipo César Martín’ abrirá próximamente en Virgen de Guadalupe, en el local que ocupaba Galerías Madrid (que fundó Antonio Barrientos). Habrá 25 platos con al menos 15 tapas, menú tradicional de cocina española con un toque peruano, terraza en Primo de Rivera y un horario que va del desayuno a la cena. El local ha quedado precioso y no sé por qué razón me recordó en su estética a ‘Arde Madrid’, la serie creada por Paco León y Anna R. Costa para Movistar+ inspirada en la estancia de la actriz Ava Gardner en Madrid a principios de los 60, en pleno apogeo del franquismo.

Tras una buena comida, en buena compañía (estaban también el periodista Juanjo Ventura, el fotoperiodista Francis Villegas y la publicista Raquel de San Macario), decidí darme un paseo. He confesado más de una vez en esta sección mi predilección por la Concepción, porque siempre me ha parecido un espacio para la libertad, una plaza donde, ¿se acuerdan? estaba el guarnicionero que te hacía las carteras cuando te ibas a la mili, el quiosco del señor Acosta y el Bar Rialto, de Juan Bermejo, con sus inolvidables mollejas, ranas y su ensaladilla. También estaba La Conce, el bar que fundó Javier Arroyo el 31 de diciembre de 1990. Pues ahora La Conce la llevan Jorge Galán y su pareja Montaña González. Qué curioso que al hacer la reforma del local y quitar el yeso han descubierto el azulejo antiguo de la chica de los cigarrillos Ideales que colocó Arroyo, quien por cierto, les ha cedido el antiguo luminoso (todo sea que el ayuntamiento a veces con sus estrictas normas les ordene quitarlo porque no cumpla la normativa; ya saben lo puristas que nos hemos vuelto).

En la nueva Conce me comí un bocata que me recordó a aquellos que te comías en el servicio militar: con el pan de La Romualda, los mejillones fritos en escabeche y las patatas El Gallo. Más cacereña no puede ser la cosa y más alegre no pude llegar al Psicopompo de la plaza Marrón, donde tanto disfruté con el concierto del granaíno Manuel Hidalgo, un ser muy especial: en un momento su vida se rompió y cayó en una depresión de la que le salvó la música. De manera que tengan claro que de todo se sale, de un bache, de un hoyo, y hasta de un paso de peatones atrapado entre dos vallas.