Con el inicio del tercer curso político en el ayuntamiento y una vez pasado el ecuador de la legislatura, toca hacer cábalas sobre quiénes serán los candidatos, empezando por el del Partido Popular, que gobierna de forma continuada la ciudad desde junio de 2011 y es la formación política que antes que otras hace público el nombre de su cabeza de lista.

La alcaldesa, Elena Nevado, es concejala desde 2007, lleva diez años en la corporación local, lo mismo que Valentín Pacheco, que es uno de sus más estrechos colaboradores. Las perspectivas sobre resultados en las elecciones de 2019 están aún demasiado abiertas. Aunque el PP ha sido el partido más votado en la ciudad en los últimos 25 años, no hay que olvidar que desde 2015 gobierna en minoría con el desgaste que esto supone.

«Los alcaldes repiten como candidatos» es el mensaje que se lanza desde el partido y así ocurrió con José María Saponi y pasó con Nevado. Si la alcaldesa no quiere seguir o si en el partido pretenden otro candidato, la decisión se debe aclarar en estos meses. Dejarlo para el próximo curso, al inicio del mismo es cuando el PP da a conocer el nombre de su candidato, sería abrir una crisis con las elecciones encima y dar al resto de partidos argumentos para la crítica.

Los mirlos blancos no sirven, al final siempre escapan de la jaula, y las experiencias que ha tenido el PP no han resultado. Los dos únicos candidatos que ha tenido desde 1987 (Saponi y Nevado) han pasado antes por un periodo de preparación dentro de la corporación local, por lo que el relevo de Nevado puede salir de los concejales de su equipo, sea en este mandato o en el próximo. Venir de Madrid o Mérida a instalarse en Cáceres también es posible porque ser alcalde de tu ciudad es la aspiración de muchos políticos, pero no es fácil, los cargos de concejal o alcalde están más expuestos a la crítica y al análisis del ciudadano que los de senador o diputado. La política local es evidentemente la más difícil.

A FAVOR de Nevado está que la economía del ayuntamiento ha mejorado, al menos se ha ordenado. Ya sea por los planes de pago de Cristóbal Montoro o por la retención del gasto al ajustarlo a los ingresos reales, lo cierto es que las deudas ya no se acumulan como en ejercicios anteriores y eso que en los últimos años se ha tenido que hacer frente a expropiaciones millonarias, varias de estas operaciones fueron fruto de la especulación urbanística, con el pago de los justiprecios fijados en sentencias y de los intereses.

En su contra está la falta de empatía con concejales de la oposición en el ayuntamiento estando al frente de un gobierno local en minoría que necesita obligatoriamente negociar y pactar. Además, pese a los intentos, no acaba de dar con ese proyecto que dinamice Cáceres, con el turismo no es por ahora suficiente.

Empieza el curso, el penúltimo de la legislatura y con mayo de 2019 más cerca, es momento de hacer cábalas.