Es la primera y por el momento única academia de chino en la capital cacereña. Hubo que apostar fuerte a pesar del riesgo, pero era el lenguaje en alza, el idioma de un país que caminaba hacia el protagonismo internacional y con mayor número de hablantes en todo el mundo, aunque suponía un verdadero misterio para muchos españoles. El tiempo les dio su recompensa.

La academia Ahora Chino, situada en Hernán Cortés, desde su inicio ha contado con entusiastas alumnos de todas las edades. Tanto jubilados o adultos que compaginan el trabajo con el aprendizaje del idioma, como niños que empiezan desde los cuatro años, todos han sucumbido ante los encantos del chino. En la escuela están convencidos de que el alumnado elige el idioma mandarín por afición, más que por motivos profesionales o de estudios. Aunque hay de todo, parece que la mayoría opta por el idioma de moda por la simple curiosidad de aprender un lenguaje tan distinto al castellano.

Pero lo peculiar de este centro va más allá, y es que se ofrece a los estudiantes una experiencia multitemática con un taller de Robótica. El estudio en la academia se divide en cuatro sesiones: 2 horas aprendiendo chino y 2 horas aprendiendo robótica. Desde la dirección, el ingeniero de telecomunicaciones Daniel Gutiérrez, sentencia que en esto radica el éxito del aprendizaje. "Como muchos de nuestros alumnos son niños, si diéramos cuatro horas de chino seguidas se aburrirían y perderían interés. Combinando e intercalando dos actividades tan distintas, conseguimos mantener su atención y entusiasmo".

Exámenes oficiales

Muchos de los alumnos, un 80%, se presenta tras su paso por Ahora China a los exámenes que se realizan a través del Instituto Confucio en Madrid. Normalmente hacen los exámenes correspondientes a los niveles 1 y 2. Estos niveles evalúan el conocimiento del idioma por el número de palabras que se exige para superar el examen de cada nivel. Estos exámenes son mucho más baratos que otras certificaciones de idiomas, su precio varía entre los 10 y 15 euros.

Las clases son en Mandarín, ya que aunque existen numerosos dialectos es el idioma oficial en el país, se utiliza en todas las provincias y es el que se enseña en los colegios por ley.

Según una de las profesoras nativas del centro, Yinsin Na Chen o "Yina", los alumnos salen de sus clases muy satisfechos con lo que han aprendido, porque entran con expectativas tan bajas con respecto a su capacidad para el chino, que sienten que les ha resultado mucho más fácil de lo que pensaban. "Les sorprende, el idioma les intimidaba, era el gran desconocido, pero luego ven que no es tan complicado", atestigua.

Lo cierto es que, según explica, la gramática y las oraciones son muy básicas, no hay preposiciones, ni artículos, ni conjugaciones. Lo más difícil del chino, asegura la profesora, es la pronunciación. Y a los niños les cuesta mucho menos que a los adultos, pues los pequeños reproducen los sonidos que escuchan con entusiasmo y sin vergüenza, mientras que los adultos, por el miedo al ridículo y la frustración que suele aparecer cuando hablamos nuevos idiomas, encuentran un mayor número de dificultades.