Cuando hay una subida de azúcar aumenta la sed, se orina con más frecuencia, aumentan el azúcar y la acetona, debilidad, dolor abdominal, pérdida de apetito, náuseas y respiración dificultosa. Para prevenir hay que ingerir zumos, controlar la orina y poner la misma dosis de insulina.

En una bajada de azúcar hay sudoración fría, mareos, dolor de cabeza, palpitaciones, temblores, visión dificultosa, hambre, dificultad para despertarse e irritabilidad. Hay que consumir alimentos sin azúcar, no dar insulina en ese momento, inyectar glucagón y no dar líquidos si se está consciente.