Un día llegó la chispa. Llegó después de 15 años. En estos casos no importa, en realidad, que sean 15 o sean 2, o 4, importa más que vuelva la magia, esa que lo llevó a pisar los escenarios más sugerentes del mundo en los tiempos en que un jovencísimo Eduardo Acero hacía poesía del folclore y lo convertía en un espectáculo genuino.

Así que en septiembre pasado el folclore llamó nuevamente a su puerta. Acero había escrito ‘Bodas de antaño’, un libro prologado por José Miguel Santiago Castelo que se abría con uno de sus poemas, y que comenzaba precisamente así: «Se llena el aire de danza...»

Inspirado seguramente en ese poema de Castelo -el escritor y periodista que tanto había animado a Eduardo Acero a que volviera a las tablas-, el artista empezó a parir ‘Aire de danza’, que se estrenó en mayo pasado con dos pases de éxito en Villanueva de la Serena y que hoy aterriza en Cáceres (Auditorio. 21.00 horas, al precio de 12 euros, parte de lo recaudado va a una oenegé de ayuda a la infancia) antes de integrarse en enero en la Red de Teatros de Extremadura.

Hasta llegar aquí, cinco audiciones para la selección, cada 15 días, en Villanueva, los domingos de 11 de la mañana a siete de la tarde en sesiones de alto rendimiento. El resultado, 50 personas en escena, con la soprano Fátima Cerrato como directora de canto y José Manuel Tejeda como director musical.

‘Aire de danza’ combina el folclore tradicional con ricas coreografías contemporáneas y una gran variedad. Un director de academia está en un ensayo cuando le llega la inspiración a modo de representaciones como el Jarramplas, Las Carantoñas y tantas otras que lo bombardean. A partir de ahí, el espectador se encontrará con un espectáculo donde se suceden los aires militares, goyescos, del Alagón o La Serena. «Suena que te mueres», confiesa Eduardo Acero. Y es que sus 15 años de barbecho han dado frutos. Ahora solo falta que cuanto antes pueda pisar Mérida. El Teatro Romano merece, sin duda, un regalo como este.