Luces rojas, plumas de colores, cojines de leopardo, tonos arco iris y buena música. El café-bar Memphis se inauguró hace ya dos meses en la cacereña plaza de la Concepción y fue el primero en hacerlo claramente como un establecimiento de ambiente , es decir, orientado a los homosexuales.

Una pareja gay ocupó el local vecino y fundó Selva Urbana. Pronto se creó un vínculo entre ambos y Arcimboldo, abierto hace un año en la zona de Pizarro con un carácter muy definido. Los tres, junto con el Corral de las Cigüeñas (no es de ambiente pero tiene mucha clientela homosexual), acaban de crear el primer circuito gay, una iniciativa que nace con retraso respecto a otras ciudades.

"Los que tenían posibilidades económicas se marchaban a Badajoz. El resto se conformaba con bares ambiguos o convencionales donde no podían mostrar su forma de ser", explica José Pedro Duque, propietario de Memphis. En cambio, el nuevo circuito comienza a atraer clientela de toda la región. Los usuarios reciben una tarjeta y obtienen una consumición gratis cuando pasan por los cuatro bares (disponen de todo el año).

"Aquí pueden venir a desayunar, tapear, tomar el café o unas copas. Se acabó el tener que esperar hasta la noche para meterse en un zulo", señala Duque. La clientela es variopinta, tanto homosexual como heterosexual. "No hay bares exclusivos; la gente viene con sus amigos", indica.

El público oscila entre los 16 y los 60 años: universitarios, trabajadores, funcionarios, empresarios, personas del ámbito cultural... "Cáceres ha evolucionado y no nos sentimos blanco de las críticas; comienzan a respetarnos", dicen Toni Díaz y Javi Barrero, dueños de Selva Urbana. "Somos gente pacífica y tolerante. Esto es una piña. No queremos problemas", concluyen.