El juez decreta libertad provisional sin fianza para el cura de Arroyomolinos, detenido el pasado viernes por presuntos delitos cometidos contra menores en la ciudad de Cáceres. Tras pasar dos noches en los calabozos de la comisaría provincial pasó ayer a mediodía a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1, que se encargó del caso por estar de guardia. Negó todos los hechos y se declaró inocente. Estuvo durante más de tres horas declarando ante la jueza en presencia de la fiscal y su abogado, el cacereño José Piñero. La investigación aún continúa pero, tras su declaración, se ordenó su puesta en libertad con la obligación de comparecer en el juzgado los días 1 y 15 de cada mes.

La titular del juzgado de guardia ha decretado también una orden de alejamiento sobre dos personas, aunque ninguna de las partes ha querido confirmar si esas dos personas son menores de edad. Fuentes cercanas a la investigación apuntan a que podría tratarse de las presuntas víctimas. Ni el abogado que defiende al sacerdote ni la fiscal del caso quisieron confirmar ayer los delitos de los que se le acusa. El letrado solo avanzó que "uno de los delitos está relacionado con menores", pero no aclaró si se le acusa de otros delitos que no están relacionados con niños. "No puedo desvelar nada más del sumario", agregó el abogado cacereño.

Durante las más de tres horas de declaración el sacerdote negó en todo momento los hechos de los que se le acusa y que han saltado a la luz tras la denuncia de al menos una de las presuntas víctimas. "Ahora seguirá la práctica de las pruebas para ver hasta qué extremo son reales las cosas que dicen las otras partes", añadió el letrado José Piñero.

Tras su puesta en libertad el cura, Juan Carlos M. T., de unos 45 años y natural de Ceclavín, se marchó de los juzgados en un coche de la policía, a quienes solicitó que le acompañaran a su vivienda. Hasta el Palacio de Justicia no se acercó ningún familiar suyo ni tampoco nadie del obispado. Salió de los juzgados al filo de las cuatro de la tarde.

EN LA CASA PARROQUIAL Como adelantara este diario el cura titular de la parroquia de La Consolación de Arroyomolinos fue detenido el pasado viernes en este municipio cacereño. La situación generó un gran revuelo en la localidad, a la que había llegado para hacerse cargo de la iglesia hacía un año y medio. El sacerdote se encontraba en ese momento en el interior de la casa parroquial, aunque no quiso abrir a la policía. Los agentes necesitaron la ayuda de un matrimonio del pueblo que tenía las llaves de la vivienda para poder acceder y detener al párroco. La policía judicial registró la casa parroquial y después su domicilio en la capital cacereña, donde residía de manera habitual.

Según indicaron a este diario fuentes policiales los presuntos delitos contra menores se produjeron en la ciudad de Cáceres, donde había ejercido de párroco antes de marcharse a Arroyomolinos. Fue vicario de pastoral de la parroquia San Pedro de Alcántara y daba misas en el tanatorio. Después fue el párroco de la residencia geriátrica Ciudad Jardín. El sacerdote titular de San Pedro de Alcántara comentó a este diario que su función en esta iglesia nunca estuvo relacionada con menores, ya que los encargados de las catequesis eran el sacerdote titular y otras personas. Su trabajo siempre estuvo ligado a personas adultas.

Por su parte la Diócesis de Coria-Cáceres, tras enterarse de la detención, mostró su consternación ante los presuntos delitos que hubiera podido cometer el cura detenido. Como medida cautelar decidió apartarle de la vida pastoral hasta que finalizara el proceso judicial, decisión que ha mantenido incluso después de que el juzgado decretara la puesta en libertad del párroco. El sacerdote no podrá ejercer hasta que sea juzgado, si es que finalmente el juez estima que se desarrolle una vista oral. Por el momento la parroquia de Arroyomolinos está siendo atendida por el vicario de pastoral hasta que se nombre un nuevo sacerdote que se haga cargo de la misma.