--Aquel Gobierno local del PP de 1995 tenía muchas caras nuevas para el ciudadano: Victoria Piris, Teresa Bravo, Cristina Teniente (ahora vicepresidenta de la Junta) o usted. Las llamaban cariñosamente 'Los Angeles de Charlie', ¿cierto?

--Sí, fue una época preciosa, cada día era especial. Recuerdo con cariño tanto a los compañeros del PP como a los de la oposición. Y sobre todo a los técnicos, porque los políticos pasan y ellos forman la auténtica estructura del ayuntamiento. Me arroparon, me valoraron y trabajamos codo con codo. Cuando me marché, fueron quienes me brindaron la despedida. Siempre guardé su ramo de flores disecado y su tarjeta.

--Al margen de comparaciones de cine, fue una época activa. España salía de la crisis del 92 y Cáceres se movía. A usted la situaron directamente al frente del Instituto Municipal de Bienestar Social.

--En aquellos momentos mi ilusión era trabajar, cuanto más, mejor. Había mucho por hacer con distintos colectivos sociales, formamos asociaciones, creamos la primera Concejalía de la Mujer y organizamos el primer congreso internacional en Cáceres de este ámbito. Pero siempre he defendido que una auténtica igualdad no puede apartar al hombre, hay que tener cuidado con eso. Hombre y mujer deben ir en el mismo camino, con los mismos derechos pero con los mismos deberes, si no la sociedad no funciona.

--Perdone la sinceridad, pero usted además era conocida por acudir muy elegante al trabajo, por ir a los barrios con un aspecto casi glamuroso. Eso no quita que la gente le acogiera bien, hay que reconocerlo...

--A los pocos días de ser concejala, me dijeron eso mismo durante una reunión retransmitida por radio, que si iba muy arreglada, que si estaba al frente de los servicios sociales... Yo les pregunté que cómo se vestían ellos para ir a ver a los alcaldes, a los presidentes, a los cargos institucionales... Pues bien, les respondí que yo me vestía igual para ir a ver a los ciudadanos, que son los que más se merecen que todos nos arreglemos por ellos.

--Y llegó al Senado en 1999, la primera mujer cacereña en hacerlo. Debió ser un orgullo, pero le obligaron a sacrificar su tarea municipal. Ahora quizás ya pueda hablar de ello...

--Me lo propuso el presidente provincial del PP, Angel Carlos Bernáldez, me sorprendió, todo fue muy rápido. Y fui al Senado, precisamente la cámara donde se compatibilizan perfectamente otros cargos, hay alcaldes, ediles, parlamentarios autonómicos y presidentes de diputaciones. Pero quizás por ser la primera mujer, aquello sorprendió de algún modo... Un sector muy muy minoritario del ayuntamiento --no daré nombres después de doce años-- me hizo renunciar a mis competencias municipales pese a que yo había firmado ya que el dinero de mis comisiones fuera para ayuda social. Adoraba la política municipal y lo pasé fatal psicológicamente. En el Senado, eso sí, me sentí querida y valorada, se me dieron muchas responsabilidades en comisiones de Artes Escénicas e Industrias Culturales, Sociedad de la Información y del Conocimiento, Política Social, Medioambiente, Agricultura...

--Elena Nevado es senadora, alcaldesa y presidenta local del PP...

--Ahora no me hubiera ocurrido, hemos avanzado mucho en la valoración de la mujer. Además, tenemos una alcaldesa muy muy inteligente. Ella sabría valorar la labor que desarrollé en el partido.

--¿Le faltó reconocimiento?

--Creo que sí, aunque estoy satisfecha con el PP, sigo afiliada.

--¿Hizo amigos en política?

--Tuve compañeros, los sigo teniendo y recuerdo algunos ya fallecidos con muchísimo cariño. Pero la amistad, o se llega con ella a la política, o no se hace. Es un trabajo complicado, como otros, como el periodismo... Los amigos lo hice en la calle, el cariño de la gente es lo mejor que me he llevado y que todavía me queda, me sorprende, es maravilloso. También tuve un feeling muy especial con la prensa, los periodistas supieron sacar lo mejor de mí y hacerme crecer.

--Pero un buen día se marchó.

--Cuando murió Angel Carlos Bernáldez en 2003, había dejado hecha la nueva lista al Senado para 2004. De igual modo estoy muy agradecida a Carlos Floriano, entonces presidente regional del PP, que me ofreció ir en el primer puesto, pero renuncié por el bien del PP, quise que hubiera tranquilidad absoluta. Cuando vienen esas convulsiones, muchos quieren ir en la lista. Las personas pasan, pero las ideas y los partidos permanecen.

-- ¿Cómo ha cambiado Cáceres durante estos años?

--Es una ciudad entrañable. La historia nos ha dado una parte antigua maravillosa que hace del turismo el gran potencial de Cáceres, junto con los nuevos recursos. Se está trabajando en ello dentro de los pocos medios actuales. Otros tienen mar, más industria, nosotros debemos apoyarnos en el turismo, la universidad y la cultura.

--¿Y qué hace ahora?

--Disfruto de mi familia, de mi vida y de la gente que me quiere. Me dedico a las cosas que me gustan: bailar, viajar y cocinar.

--Hasta podría conducir tractores. Cuentan que lo aprendió cuando era empresaria agrícola, de vinos y aceites...

--Siempre he luchado por la igualdad. Incluso fui elegida miembro del consejo de la cooperativa vinícola San José de Villafranca de los Barros, en una época aún difícil para la mujer. Lo dejé cuando asumí cargos políticos, la ética es fundamental, me negué a compatibilizar lo privado y lo público.

--¿Con qué vino ha brindado estas fiestas?

--Con los de la cooperativa San José, pero en Extremadura se hace muy buen vino y brindaría con todos si no me cogiera una borrachera. Salud.