Llevaba tiempo organizándolo; un poco menos del tiempo que llevaba con el deseo metido en su cabeza. Lorenzo Ojeda, un aventurero natural de Montánchez, se marchará mañana rumbo a Irán con el objetivo de recorrer y conocer parte de este país de Oriente Próximo a lomos de su bicicleta, una de sus dos pasiones junto con viajar. «Tengo muchas ganas de ir para allá, ya desde pequeño me llamaba mucho la atención ese país. Ahora, como dispongo de libertad y posibilidades económicas, me he decidido», relata con los nervios característicos del que se va de viaje mañana mismo.

Ojeda recorrerá más de 2.000 kilómetros en bicicleta. «Tan solo excepcionalmente» se desplazará en otros medios de transporte. «Es un país muy grande; tres veces España, pero calculo que podré hacer alrededor de 100 kilómetros diarios». No sabe dónde va a dormir ni tampoco dónde va a comer cada día pero no tiene la más mínima duda. «Es justo lo que quiero experimentar; es lo que quiero vivir desde hace tiempo».

Este cacereño, que se ha autofinanciado la experiencia, hará escala en Turquía. Primero volará desde Madrid hasta Estambul, desde donde partirá hasta Teherán, la capital de Irán. Allí, a pesar de que no cuenta con una hoja de ruta definida, confiesa algunos enclaves característicos del país por donde pasará «sí o sí». «La parte del mar Caspio, en el norte, donde están los montes de Elburz, es la primera zona que voy a visitar. Luego me iré a la frontera con Iraq, donde también hay zonas montañosas con pueblos que quiero ver, y, por supuesto, el centro del país, donde está todo el patrimonio, las mezquitas más representativas de Persia, las ruinas de Persépolis y ciudades de culto como Isfahán y Qom». Por último, si le queda tiempo, no se marchará sin ver «la zona del Golfo Pérsico y Bam, una ciudad diferente».

Competición

Apasionado a la competición de bicicleta en carretera, entrena todos los días durante dos o tres horas cuando termina su jornada laboral; uno de los motivos por los que no se había terminado de lanzar a la piscina hasta ahora. «Pienso mucho en viajar, pero siempre pensaba que si me voy dejo de entrenar y competir. Al final, este año he pensado hacer un viaje así y ya no encontraba contras».

La maleta, desvela, la ha hecho «tres días antes» de volar. El visado que ha tenido que solicitar sí que le ha llevado más tiempo. «Me ha costado tres o cuatro meses de trámites pero finalmente ya lo tengo todo en regla».

Ojeda, que ha cumplido los 34 años recientemente, piensa que con su experiencia ayudará a cambiar «la imagen que se tiene» de algunos países de Oriente Próximo. «Voy muy tranquilo para allá. Por lo que me cuentan las personas que ya han estado allí, los persas son gente noble, culta y hospitalaria», desvela. «Hace 30 años, en los tiempos del emperador de Persia, Irán era un destino turístico de lujo y ahora veo algunos prejuicios contra esta nación que no puedo aceptar. Espero que cambie la mentalidad que tiene alguna gente de mi entorno más cercano», comenta.

Si la experiencia no termina valiendo para cambiar la manera de pensar de parte del entorno de Ojeda, al menos sí que sentará un antes y un después en la vida de este aventurero. «Estoy seguro de que cuando vuelva no volveré a ver el mundo como antes».