Un día volveré y aquí me quedaré... , el estribillo de la canción más escuchada de la exuberante Lola Massey en la caseta de la prensa pareció envolver en la madrugada del domingo todo el recinto ferial. El virus del desenfreno, la alegría y el disfrute se adueñó del espíritu de los noctámbulos que pedían a gritos que la noche no acabara nunca.

Con una temperatura que anunciaba el verano, el público de todas las edades bailó hasta la extenuación desde las primeras horas de la noche más larga de las ferias. Muchos lo hicieron con el sol ante sus ojos. Sin duda alguna, la triunfadora fue Gabanna, la caseta del Redoble, que ofreció marcha a raudales. Con un animador sabor venezolano y aspecto Ronaldinho, el espacio más de moda subía el termómetro nocturno a un ritmo frenético para disfrute del personal.

Era temprano, ni las dos, y la madrugada parecía ir más rápido que los minutos. Quizá por eso, la ansiedad de la penúltima noche iba haciendo crecer el número de devotos de la feria. Las calles eran un continuo ir y venir de gente que repartía su energía por barrios. En la caseta municipal, bailes al ritmo de orquestas y, muy cerca, una demostración más de que el botellón arrasa allá donde va. En estas ferias, ya sea por el precio de las copas o por pura comodidad, los jóvenes han optado, con más fuerza que nunca, por convertir una parte del recinto en un auténtico botellóndromo . Espectacular el paisaje en los aparcamientos situados junto a las casetas con más música.

Pero como la noche se hizo para todos, en Nuevas Generaciones la fiesta se mezclaba con despedidas de solteras y para edades más maduritas . A pesar del cambio de imagen en el foro de los populares, el éxito de un público fiel ha mantenido el nivel de una de las casetas con más tradición de las ferias.

Las cuerpos que se pasearon por la noche cacereña mostraron su mejor forma. Caras conocidas de la política, los empresarios y los vecinos, sin olvidar al resto de los ciudadanos anónimos que se dieron un gran homenaje. Todo, hasta el año que viene, para cantar el estribillo de la canción de la musa Massey: un día volveré y aquí me quedaré... .