Uno de los bancos que el pasado 4 de julio se pintó en el parque del Príncipe con los colores de las banderas trans y arcoiris apareció ayer destrozado tras un acto de vandalismo. La performance de los bancos, concebidos como una esperanza para la libertad, fue una idea promovida por Chrysallis, asociación de familias de menores trans cuya delegada en la región es Maribel Díaz. Lo hizo de la mano de Extremadura Entiende (Asociación de Lesbianas y Mujeres Transexuales y Bisexuales) con el apoyo del ayuntamiento (la alcaldesa, Elena Nevado, colaboró pintando los asientos).

Uno de los objetivos de Chrysallis es poner freno a los miedos y las resistencias de los padres y madres a escuchar a sus hijos. Maribel es madre de dos niños, uno con pene, otro con vulva. Su hijo tiene 17 años y hace tres que hizo su tránsito social, el término que se acuña cuando alguien decide cuál es su identidad, «que no es la que erróneamente le pusimos al nacer. Al nacer le pusimos femenino, sin percatarnos de que el sexo lo tenemos en el cerebro, no entre las piernas».

La alcaldesa reaccionó ayer ante este hecho vandálico: «Me indigna muchísimo». Y añadió: «Solo concibo la tolerancia desde el respeto. Quién no es capaz de ponerse en el lugar del otro es un egoísta. Creo en las personas sin más y no entiendo al que cree tener una superioridad moral por ser heterosexual, son tóxicos para la sociedad». El destrozo será arreglado por el consistorio.