Una sociedad siempre estará en deuda con las organizaciones culturales que en ella surgen pues resulta impagable compensar la tarea de promocionar culturalmente a los ciudadanos, ofrecerles un espacio para su creatividad, facilitarles la intercomunicación y promover el amor hacia las artes más nobles. Este es el caso del Ateneo. Nunca ha existido en Cáceres un ámbito cultural con tantos asociados, ni se han celebrado tantos actos, ni se ha conseguido tanta participación.

Que las instituciones se han interesado por el Ateneo no se puede poner en duda, pues desde el primer día lo han apoyado. El ayuntamiento dio un paso importante cediendo el local. La diputación, la Uex y Caja Extremadura apoyan económicamente desde el primer día. Quizás el apoyo de la Consejería de Cultura, sorprendentemente, no sea el esperado ni el merecido. Sin embargo hay nubarrones. El primero se refiere a la cuantía de las aportaciones, que no resisten una comparación con asociaciones del mismo número de socios y desde luego muchísimos menos participantes locales.

Hay subvenciones sonrojantes. Y la comparación entre las ayudas recibidas por algunos deportes y las recibidas por una institución de la importancia del Ateneo es para avergonzarse. El segundo tiene que ver con la celeridad de los pagos de las subvenciones. Una institución programa sus actividades en función de un presupuesto calculado teniendo en cuenta las subvenciones prometidas. Este pago lo tiene a su vez presupuestado el organismo correspondiente desde finales del año anterior. ¿Cómo es posible que se demore casi un año la aportación?