Diego González, columnista de este diario, cerró ayer la Feria del Libro con la presentación de La importancia de que las abejas bailen . El periodista y escritor explicó algunos de los secretos escondidos en las cien páginas de esta novela ambientada en las Hurdes, "porque este era el mejor escenario para situar la historia que quería contar, de abejas y de una mujer, Nana", explicó.

La historia parte del año 1945, momento en el que la introducción de la maquinaria en la apicultura cambia la concepción del trabajo manual en el norte extremeño. Nana pertenece a una familia de apicultores en la que el mundo se descompone porque las abejas dejan de practicar su tradicional baile. La historia se construye a través de los recuerdos que a esta mujer le van evocando fotos que encuentra.

El escritor villanovense, que en esta obra homenajea a "la Extremadura del realismo mágico" valoró "el esquema atrevido" de la feria cacereña, "que apuesta por los autores de la región", afirmó.