Cuando la montaña se pone cuesta arriba hay que apretar los dientes, confiar y sacar fuerzas hasta que se corona la cumbre. Lo mismo ocurre con el cáncer, que tiene más aristas, más desniveles y una honda satisfacción cuando se supera. En Cáceres, un gran reto ha unido las principales cumbres de la orografía provincial y la cruzada contra esta patología. La iniciativa ha partido del propio gerente de la junta de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Cáceres, Nacho Lucero, que ha subido las diez montañas más altas de la provincia, acompañado de voluntarios, pacientes y familiares, así como deportistas, políticos y trabajadores de distintas empresas que han decidido apoyar económicamente la causa,

La iniciativa, denominada ‘Techos de Cáceres’, pretendía recaudar en torno a 5.000 euros por coronar estos picos, pero finalmente se han recabado 10.000 euros, el doble del objetivo propuesto. Unos fondos imprescindibles para la AECC en Cáceres, que durante 2020 ha visto cómo se suspendían sus cuestaciones y eventos, entre ellos la ‘AECC en marcha’ (ya tenía mil suscripciones en marzo), mientras los gastos se disparaban por las mayores necesidades que el covid está suponiendo para las personas con cáncer.

Uno tras otro

Y así empezó el reto, de la mano de Nacho Lucero, amante de la montaña y del senderismo, e implicado en distintas causas solidarias que un día le llevaron a dejar su trabajo para gestionar la AECC. Cuando el covid se convirtió en un serio problema para el cáncer, otro más, volvió a recurrir a la montaña con el fin de aportar fondos. «Comenzamos en agosto. El primer pico fue el más complicado, el más elevado, el Calvitero o Torreón (2.454 m.), en Gredos. Salimos de Candelario y aquella experiencia me animó a planificar las siguientes subidas cada dos semanas, hasta finalizar en Bolla Grande (1.524 metros) el 12 de diciembre», relata Nacho Lucero.

El camino ha sido gratificante. Por las cumbres de la Covacha, Panera, Valdeamor, Peña Negra, Camocho, Villuercas, Tiendas y Jálama han ido codo a codo los voluntarios, socios y familiares de la AECC, pero también deportistas, entre ellos el baloncestista Luis Parejo y los atletas Abel Antón y Sonia Bejarano. Empresas como Banco Santander, Grupo Data, Caixabank, el Montaito o Extremárketing han financiado metros y metros de subida, a los que se han sumado sus directivos y empleados. También lo ha hecho la Fundación Jóvenes y Deporte, y políticos cacereños como los concejales Andrés Licerán, Paula Rodríguez y Jorge Villar, el exedil Pedro Muriel y Belén Ferndández, diputada del Congreso por Cáceres. «Al ser digital, pensé que el reto iba a tener menos repercusión, pero mucha gente ha querido acompañarme», confiesa agradecido Nacho Lucero. Es más: su iniciativa ha sido ‘exportada’ a las juntas de la AECC en Zaragoza, Málaga, Baleares...

Calvitero o Torreón (2.454 metros).

La cumbre más alta de la provincia de Cáceres, el CALVITERO o Torreón (2.454 metros), en Sierra de Gredos, fue precisamente la primera subida que emprendió el gerente de la AECC de Cáceres el pasado 7 de agosto, acompañado de un entregado grupo de voluntarios y del baloncestista Luis Parejo, que se sumó a esta aventura solidaria. Salieron desde la zona de Candelario (Salamanca) y aunque fue duro, lo consiguieron. La experiencia les dio fuerza y ánimo para llegar hasta el final.

Camocho (1889 metros).

En segundo lugar subieron al CAMOCHO. Nacho Lucero conquistó esta cima del Valle del Ambroz, a 1.889 metros. Promocionó el Grupo Data con la colaboración especial de Manuel Granado, voluntario de la AECC.

Covacha (2.380 metros).

El tercer asalto fue a la COVACHA, segunda cumbre de mayor altitud coronada por el reto ‘#TechosDe Cáceres’ para ayudar a paliar la ‘#Emergencia EnCáncer’. Y lo hicieron muy pronto, el 22 de agosto, durante un día despejado de verano que no puso fácil el ascenso hasta 2.380 metros desde Puerto Castilla (Ávila). Una entregada representación del voluntariado cacereño contra el cáncer llegó hasta la cima, justo en la divisoria de Extremadura y Castilla y León, en concreto entre los municipios de Losar de la Vera y Puerto Castilla.

Tiendas (1.590 metros)

El pico TIENDAS se conquistó en cuarto lugar, una cumbre a 1.590 metros. Se trata del techo de Las Hurdes, con inicio en El Gasco. Los voluntarios, incansables, estuvieron acompañados por algunos concejales cacereños.

Jálama (1.480 metros).

El siguiente fue JÁLAMA, un pico de 1.480 metros, situado en la Sierra de Gata, que marca el límite entre las provincias de Cáceres y Salamanca, y preside el excepcional valle del mismo nombre. Allí llegó la AECC el 20 de septiembre.

Peña Negra (1.634 metros).

La subida a PEÑA NEGRA, en el término de La Garganta, a 1.634 metros, contó con el apoyo del Banco de Santander y de la Fundación Jóvenes y Deportes. Se sumaron los atletas Sonia Bejarano y Abel Antón.

Villuercas (1.591 metros)

La séptima aventura fue al PICO VILLUERCAS, coronado el 24 de octubre a 1.591 metros de altitud, con vistas privilegiadas al Geoparque Villuercas-Ibores-Jara. Este ascenso fue patrocinado por Fundación La Caixa, cuyo voluntariado no dudó en sumarse también a la experiencia.

Panera (1.778 metros)

Nacho Lucero también hizo cumbre en el pico PANERA, a 1.778 metros, subiendo desde Piornal. El restaurante El Montaíto de Cáceres colaboró en el ascenso.

Valdeamor (1.847)

El VALDEAMOR se abordó con hielo, nieve y frío. La expedición coronó este bello pico de 1.847 metros de Sierra de Gredos, con subida desde Hervás, el 5 de diciembre. A partir de 1.000 metros la subida se hizo realmente complicada.

Bolla Grande (1.524 metros)

El último reto fue BOLLA GRANDE, con salida desde Ovejuela (Las Hurdes) hasta alcanzar la cima a 1.524 metros de altura una semana antes de Navidad. Por entonces ya se habían recabado 10.000 euros para paliar la ‘#EmergenciaEnCáncer’. Colaboró la firma Extremárketing.

Estas ayudas, y cualquier otra, llegan en un momento crucial para la AECC. El covid ha generado una auténtica «emergencia» en torno al cáncer porque ha agravada la complicada situación que ya de por sí viven las personas enfermas y sus familias, un colectivo ahora más golpeado. «Al inicio de la pandemia nos vimos obligados a dejar nuestros servicios en el hospital (salvo el equipo de paliativos), ya que solo podía quedarse el personal mínimo imprescindible, y tampoco era posible desarrollar nuestra atención a domicilio porque no existían EPIs. Con la nueva normalidad no solo retomamos estas asistencias sino que tuvimos que multiplicar esfuerzos para atender las mayores necesidades de los pacientes», explica Nacho Lucero. Necesidades como el desplazamiento y el alojamiento en otros municipios para recibir tratamientos, o una nutrición especial, que ahora chocan con los despidos, recortes y ERTEs que afectan a las familia.

En definitiva, la AECC de Cáceres ha duplicado sus gastos en 2020 y a la vez ha reducido notablemente sus ingresos al tener que prescindir de sus eventos y cuestaciones. «Afortunadamente, los cacereños siempre nos apoyan y los socios se mantienen, es una población muy solidaria. El año 2020 lo hemos salvado porque además la AECC ha recurrido a nivel nacional a un fondo de emergencia social para afrontar estos desembolsos. Nosotros por ejemplo hemos duplicado los bonos de alimentación. Y para 2021 tenemos presupuestado un gasto social de 80.000 euros…», detalla Nacho Lucero.

El triple golpe del covid

El triple golpe del covidY es que el covid ha supuesto un «triple» impacto para el cáncer. «En primer lugar, el sanitario, tan grave que se han diagnosticado un 21 % menos de casos de cáncer. Esto quiere decir que 1 de cada 5 personas que tiene la enfermedad está sin diagnosticar, porque desgraciadamente la patología sigue ahí», revela Nacho Lucero. Por ello, la AECC lamenta el frenazo en los programas de cribado y en las citaciones que se produjo en los primeros meses de pandemia, y pide a Sanidad que normalice la actividad lo antes posible.

En esta bajada de los diagnósticos de cáncer también tiene mucho que ver el miedo de los ciudadanos a acudir a un centro de salud, de modo que no comunican sus síntomas. La propia AECC se ha tenido que emplear a conciencia con sus pacientes, porque han duplicado su ansiedad. «Por fortuna hanaceptaron bastante bien nuestra asistencia y talleres on line para enfrentar el miedo al covid», explica el gerente.

Menos recursos, más temor

Tras el sanitario, el segundo impacto ha sido el social. «Si la población con cáncer ya era vulnerable… imaginemos ahora. Con nuevas situaciones de desempleo o con el trabajo pendiente de un hilo, resulta muy difícil costear los gastos que se derivan de esta enfermedad», lamenta Nacho Lucero.

El tercer impacto ha sido el emocional, «que ya de por sí resulta bastante fuerte con el cáncer. El covid ha complicado todo mucho más. Los pacientes oncológicos no quisieron salir de sus casas hasta bien avanzado el verano, tienen miedo de ir al hospital para recibir su tratamientos, de acudir a la consulta del oncólogo, de que sus hijos puedan contagiarse en el colegio…», señala Ignacio Lucero. Desde la AECC insisten en la necesidad de que existan circuitos destinados al covid bien determinados para que el resto de la atención sanitaria se pueda normalizar lo antes posible.