La situación de sede vacante en la Diócesis de Coria-Cáceres desde hace ya más de un año limita la adopción de cambios importantes en esta Iglesia local, una "cuarentena" que, no obstante, se ha visto alterada con una serie de decisiones novedosas a las que ha obligado la pandemia.

El Código de Derecho Canónico marca como norma que en el periodo de sede vacante "nada debe innovarse", que todo siga igual hasta la llegada del nuevo obispo, sin embargo, estos meses han estado marcados por la prudencia y decisiones novedosas, nunca antes tomadas, para colaborar en la no propagación del virus en las parroquias.

El 29 de febrero de 2020, Francisco Cerro, último prelado diocesano de Coria-Cáceres, tomó posesión de la Archidiócesis de Toledo, un día después, el colegio de consultores decidió poner temporalmente al frente de la diócesis como administrador al sacerdote Diego Zambrano, dos semanas después, el Gobierno decretaba el Estado de Alarma por la pandemia.

"Fueron catorce días solo de situación de normalidad. La misión ya es de por sí difícil, pero máximo en situación de pandemia; no podíamos pensar qué decisión se tomó en otras sedes vacantes, nunca se habían tomado antes en pandemia, no podíamos acudir a los archivos a ver qué se hizo, el reto era importante", ha explicado en declaraciones a Efe Diego Zambrano.

Además, ha mostrado la "necesidad" y las "ganas" de los fieles de Coria-Cáceres de contar ya con un pastor. "La gente pregunta y es buena señal", ha subrayado, en este sentido. La terna está en manos de la Nunciatura apostólica y la Santa Sede, quienes realizan consultas al "pueblo de Dios" sobre posibles candidatos. Así, ha apuntado que en España hay nueve diócesis en sede vacante y otras con la renuncia en la mesa de su obispo por edad, por lo que, ha señalado tienen un "volumen importante de trabajo".

"En cualquier momento nos pueden avisar, puede ser en dos semanas o en dos meses, pero lo desconozco", ha afirmado. Lo que es seguro es que antes de Semana Santa no tendrá lugar la toma de posesión o la ordenación del nuevo prelado de Coria-Cáceres, según venga de ser obispo de otra diócesis o tenga que ser ordenado de primera, puesto que esto sucede entre dos y tres meses después de hacerse público su nombre.

La última fue en septiembre de 2007, en una multitudinaria celebración a las puertas de la Catedral de Coria, un acto de recibimiento al nuevo obispo que esta vez estará marcado por las circunstancias de la pandemia cuando llegue el momento. Preguntado por las necesidades a abordar por este, Zambrano ha expuesto que los mayores retos se encuentran en el fomento de las vocaciones sacerdotales y la atención a las familias y los jóvenes.

A su juicio, la pandemia ha acelerado la "fuerte secularización" de la sociedad y en este tiempo ha habido que "recuperar la vida de las parroquias", que estuvieron el pasado año tres meses cerradas al culto y que siguen bajo limitaciones de aforo, al 50 por ciento actualmente, y las medidas de prevención.

Para Zambrano, la incorporación de los fieles ha sido lenta, "algunos tenían miedo a salir, pero hemos visto la necesidad de la gente de volver, de encontrarse en comunidad", ha recalcado el administrador diocesano, para quien se ha hecho un "esfuerzo grande" en cumplir "escrupulosamente" con las medidas sanitarias y eclesiásticas.

De cara a la Semana Santa, se ha decidido suspender los actos de culto en la vía pública, las procesiones, una "decisión difícil" que ha sido "muy bien acogida" por las cofradías y las autoridades civiles y sanitarias. A pesar de ello, Zambrano ha recordado que las celebraciones de la Semana Santa "no se han suspendido" e invita a vivirla de forma "más intensa", con "gozo" y "más de cara al interior", en los templos, que son "lugares seguros".