Adoración Curto Alonso, Dora, como la conocen en la familia, tiene una memoria prodigiosa y una energía impropia de los 104 años que estrenó ayer acompañada por parte de los suyos en el jardín de la Residencia Asistida, donde vive. También tiene un deseo que expresa cada vez que puede: cumplir 112 años. "Pero ya le hemos dicho que no sabemos si estaremos para verlo", repetían ayer algunos de sus sobrinos. Aún así, no es una idea osada, porque en su familia ha habido más centenarios: 117 años vivió su abuelo.

Adoración Curto Alonso nació un 30 de julio de 1907, en Aldea Nueva del Camino. Era la hermana pequeña, así que recibió los mimos de todos hasta que el estallido de la Guerra Civil la obligó a tomar la iniciativa y las riendas de la familia. De eso no le gusta hablar.

Cuando vivía en Madrid le gustaba ir al teatro y el cine. "Ahora me aburro. Todas --el personal de la residencia-- pasan y me saludan, pero no me dan conversación", se queja desde la silla de ruedas en la que se desplaza desde que, con 99 años, se rompiera la cadera. También protesta porque para celebrar su aniversario le hubiera gustado lucir uno de los vestidos nuevos que le llevaron sus sobrinas días atrás. Y no suelta el bolso rosa que le ha regalado Teresa Sancho, una de sus 15 sobrinas- nietas. Además hay 19 sobrinos-biznietos y 4 sobrinos-tataranietos.

"Es la matriarca y quiere que todos estemos a su alrededor", dice Teresa Sancho. Ayer pudo tener a buena parte de ellos para soplar las velas de sus 104 veranos.