Ni drogadictos, ni drogatas ni yonquis, ni toxicómanos ni enganchados. Lo más apropiado y lo mejor para quienes trabajan por superar la adicción y su entorno, según la guía editada por la oenegé Proyecto Hombre, es hablar de personas con problemas de drogas, drogodependientes, personas con problemas de adicción o personas con conductas adictivas.

"Queremos que cuando se hable de la drogodependencia y de personas con adicción, se estereotipe lo menos posible, que se utilicen los términos correctos y que la imagen no sea siempre una raya de cocaína", señaló la directora de Proyecto Hombre, Sonia Eleno, sobre los objetivos de la guía editada por la organización a nivel nacional, en coordinación con el Plan Nacional sobre Drogas, dirigida a los medios de comunicación. Otros de los objetivos son mejorar la información sobre drogas y contar con "la labor de los medios de comunicación para cambiar la imagen", añadió.

El libro, titulado ¿Cómo mejorar la información sobre drogas y otras adicciones? , está integrado por 43 páginas en las que se recogen datos sobre la situación actual de las drogodependencias en España y se incide en la importancia de las palabras en la transmisión de valores.

"En Proyecto Hombre consideramos que detrás de la persona con adicción están sus familiares, que están sufriendo", recalcó Eleno, que se refirió a las dificultades de algunas personas para acceder a un tratamiento por el estigma social que aún pesa sobre los problemas de adicción. Por eso, un fin más de esa guía es "quitar barreras", evitar el uso de una terminología con una elevada carga "despectiva" y que la sociedad acepte que una persona acude a un tratamiento por adicción igual que lo hace para tratar "cualquier otra enfermedad".

"Como consumidor, puedo decir que algunas palabras que se utilizan desde la persona que no tiene el problema de adicción no tienen importancia, pero al consumidor le hace mucho daño". David, pseudónimo bajo el que se presentó uno de los usuarios de Proyecto Hombre, incidió en la idea de que un mal trato de la información sobre la drogadicción y quienes la sufren o están en proceso de rehabilitación puede hacer daño a la persona y también a su entorno inmediato. Se refirió a una vivencia personal en la que un medio de comunicación no respetó su petición de privacidad y explicó cómo afectó a su familia una exposición pública que no pretendía. "No se portaron bien. Mi problema no lo tiene que saber nadie y eso afectó a mi familia", aseveró. A pesar de ello continuó adelante con el programa de Proyecto Hombre y una año después se encuentra en fase de reinserción en la sociedad.

Entrar en Proyecto Hombre "fue la última oportunidad que me di a mí mismo", afirmó sobre su situación antes de iniciar la rehabilitación. Lo hizo tras llegar a una situación límite en la que optó por tomar esa decisión "por mí, por mi pareja y por mi familia".

Por eso, por los efectos que la drogodependencia genera en el consumidor y su entorno, apeló a la necesidad de no bajar la guardia en la prevención. "No minimicemos lo que se consideran drogas flojas , como el hachís, el cannabis o el alcohol, que por estar legalizado no le damos tanta importancia, pero es el trampolín que te puede conducir a otras drogas", advirtió. El léxico y el uso que se haga de él, también es un aliado.