Hoy concluye la novena edición de la Feria Solidaria del dulce conventual y navideño, que durante todo este puente, se ha celebrado en la iglesia de la Preciosa Sangre. Muchos de estos pasteles se han cocido en el convento de las Jerónimas de Cáceres. De las nueve monjas que aún mantienen la clausura entre sus cuatro paredes, tres son españolas, cuatro de la India y dos de Kenia. La mayor de las nueve tiene 88 años, la menor, 26. Son precisamente las monjas keniatas las más jóvenes y en ellas recae la elaboración de los dulces que venden, tanto en el torno del convento, como estos días en la feria de la Preciosa Sangre.

Sor Jacinta es la priora del convento. Originaria del sur de la India, dirige esta pequeña comunidad. Además de las horas de rezo, elaboran tocinos de cielo, galletas, perrunillas o magdalenas. Son las dos jóvenes monjas keniatas, cuenta sor Jacinta, quienes han aprendido de las hermanas españolas, ya ancianas, las recetas y cómo elaborarlas. Aunque todas ayudan en la cocina, las maestras reposteras son las keniatas, afirma sor Jacinta, .

La falta de vocaciones entre las jóvenes españolas ha cambiado la realidad de los conventos de toda España y los de Cáceres, no son una excepción. En el de Santa Clara, viven catorce monjas, diez españolas, las de mayor edad, y cuatro keniatas, las más jóvenes. Ellas son también las encargadas de amasar los dulces que sólo venden en el torno. Las españolas, además de transmitirles los conocimientos, colaboran con el empaquetado.

Tanto jerónimas como clarisas, monjas de clausura, viven de la elaboración y venta de dulces. Sin las incorporaciones africanas, nadie seguiría la tradición repostera de estos conventos.