El final del verano se truncó para los niños palestinos que vinieron este año a disfrutar del verano en Cáceres. Eran 17 e intentaban volver a sus casas de Ramala y Nablús (en Cisjordania, al norte de Jerusalén) junto a los otros 35 chicos y sus seis monitores que visitaron otras ciudades españolas. Pero las autoridades jordanas se lo impidieron y les retuvieron durante más de 24 horas en un autobús en el puente de Allenby, en la frontera de Jordania y Cisjordania. Finalmente durante la mediodía de ayer casi todos (tres de ellos que se dirigían a Gaza tuvieron que esperar más tiempo aunque también pasaron) pudieron retomar su camino. "Ya se encuentran junto a sus familiares", afirmaron desde la sede en Madrid de la oenegé israelí Paz Ahora , encargada de traer a los niños a las localidades españolas.

Fue una estrategia política, según indicaron fuentes de la organización a este diario. Al parecer las autoridades jordanas les ponían trabas a las autorizaciones para entrar en el país, documentos que habían sido solicitados y conseguidos hace un mes.

"Ha sido muy incómodo. Hay que tener en cuenta que son niños que se asustan. Después de haber estado aquí tan tranquilos se encuentran con aquello", se quejaron los representantes de la oenegé. Y es que los niños pasaron un día entero sin comida, sin agua, sin lugar para dormir y bajo el sol. Se da la circunstancia además de que algunos de ellos se pusieron enfermos y presentaban síntomas febriles.

CAMPAMENTO URBANO Los 17 chavales de entre 9 y 11 años estuvieron en la ciudad entre el 13 y el 30 de julio y se alojaron en el albergue del edificio Valhondo. Junto a ellos estuvieron una veintena de voluntarios que les hicieron la estancia más amena y agradable. "A diario les preparábamos talleres de teatro, de bricolage y de otras miles de cosas. Han estado muy agusto", contó Arístides García, de la Plataforma de Ciudadanos Cacereños en Solidaridad con Palestina, la organización que lleva dos años colaborando con Paz Ahora en la capital cacereña.

Durante algo más de 15 días los pequeños conocieron la parte antigua, pasearon por la ciudad y visitaron algunas localidades como Hoyos y Garrovillas. Pero además hicieron amigos, ya que participaron en el campamento urbano que se celebró en el Pabellón Municipal Serrano Macayo en el que había otros muchos niños cacereños de su edad. "Hasta Valhondo han venido padres con sus hijos como voluntarios para que jugaran con ellos. La verdad es que ha sido un éxito", explicó orgulloso Arístides García.

Paz Ahora lleva tres años trayendo a chicos palestinos a la capital cacereña con el proyecto Vacaciones para la paz para darles la oportunidad de encontrar un mundo en paz, ya que su país está sometido a la ocupación militar israelí.