"La instalación me parece repulsiva tanto en lo moral como en lo estético. Creo que se tortura a seres vivos aunque sean insectos y es absolutamente innecesario. Estéticamente me parece muy desagradable y por eso ni me voy a molestar en ir a ver la obra. Observar a mil grillos pataleando desesperados no es agradable. Creo que el arte siempre tiene que provocar, pero no buscar la provocación fácil. Provocar sentimientos y remover conciencias, pero nunca a costa del sufrimiento de un ser vivo, aunque sean grillos. No sé si hay arte o no, pero no me importa. La forma en la que se ha hecho no es lícita. El arte queda anulado. A mí no me sirve".