"Si uno tiene un tipo de bar tiene que cumplir. Así de claro. Y en Pizarro, con la ley en la mano, no se pueden poner terrazas porque tienen que pasar coches y porque tiene que dejarse paso a los vehículos de emergencia". Así lo asegura el abogado Pedro Rosado, portavoz de los vecinos de una calle que vive en las últimas semanas inmersa en la polémica sobre los ruidos y el consumo de alcohol en la calle. Los residentes están elaborando los estatutos de lo que será su futura asociación, que cuenta con más de 40 miembros potenciales, un colectivo desde el que seguirán velando para que se cumpla con garantías la normativa.

"Si se ponen terrazas se corta el acceso a una gran parte de la ciudad, incluso a la Fundación Helga de Alvear", asegura Rosado un día después de que hosteleros de Pizarro afearan que hay un miembro de esa asociación que sí tiene terraza (se trata del Bar Puerta de Mérida) mientras que ellos continúan sin veladores. "En ese caso la terraza está pegada a la pared, pero no entro en eso, porque si ese establecimiento tiene terraza está muy claro que es porque la ley se lo permite. Ocurre lo mismo con La Traviata, con Las Claras, o con aquellos que disponen de terrazas privadas, como Mastropiero o Las Caballerizas, pero el resto no las tienen sencillamente porque no las pueden tener".

Rosado argumenta que "lo que no pueden plantearse determinados hosteleros es tener un bar pequeño y hacer de la calle una extensión de su bar. Y no hay que darle más vueltas. Los negocios son lo que son y si esos son negocios de invierno pues pasa lo que nos pasa a los abogados, que en agosto cierran los juzgados y nuestra actividad baja. Cuando alguien se embarca en un negocio tiene que ver los pros y los contras, y en este caso no se puede tener un bar especial, tener una música, pretender tener una terraza... En Pizarro hay que cumplir la ley y la ley es la que es, no se puede adaptar al interés particular", concluye el portavoz vecinal.