Ocurrió en junio del año pasado. El acusado irrumpió de madrugada en la vivienda de su víctima, en la localidad cacereña de Cabezabellosa, en busca de droga. Es consumidor habitual y había terminado con todas las sustancias que tenía disponibles. Pensó entonces que en casa de esta anciana, de 85 años, podía encontrar alguna cantidad ya que con ella residía su hijo, que había consumido en otras ocasiones con el acusado. Golpeó la puerta en varias ocasiones dando gritos para que le abrieran, portando además una pistola de juguete. Como nadie le contestó cogió un bloque de hormigón que halló cerca de la casa para intentar tirarla abajo.

La mujer, cuenta el Ministerio Público en el escrito de acusación al que ha tenido acceso este diario, se despertó asustada por los golpes y se asomó a la ventana desde el piso de arriba para comprobar qué ocurría. Al ver que se trataba del acusado, al que conocía perfectamente porque, entre otras cosas, era pariente suyo, bajó las escaleras y abrió la puerta. Justo en ese momento el acusado empujó la misma consiguiendo que la anciana cayera al suelo, de espaldas, golpeándose con los peldaños de las escaleras. Quedó tendida en el suelo, pero en ningún momento llegó a perder la consciencia.

El acusado subió corriendo a la primera planta mientras la mujer se quejaba del dolor. Como no encontró ningún tipo de sustancia bajó las escaleras en «estado de irritación» hasta el lugar donde se había desplomado la anciana. «Pese a que se encontraba gimiendo de dolor, asustada por la agresión de una persona conocida y cercana a su familia», añade la Fiscalía, el investigado le pisó la cabeza, el tórax y la espalda. Después le quitó el camisón y la golpeó con los cascotes de hormigón con los que había apaleado la puerta para conseguir acceder a la vivienda.

Los golpes fueron constantes y tan violentos que llegaron a desfigurarle el rostro. Como consecuencia de la agresión, detalla el Ministerio Público, la víctima sufrió traumatismo craneal y facial, fractura en la base del cráneo y hemotórax izquierdo severo, que le provocaron la muerte.

Después se dirigió a la vivienda de otro vecino de la localidad para vengarse de él porque creía que mantenía una relación con su esposa. Golpeó la puerta con una barra de hierro hasta que logró hacer un boquete y tiró la barra dentro de la casa, llegando a impactar en su segunda víctima, aunque no le causó daños. El acusado, recoge el fiscal, padecía en el momento de los hechos un brote psicótico por el consumo de anfetaminas, por lo que la conducta agresiva se atribuye a esta causa. Tenía las capacidades volitivas afectadas pero no anuladas.

Será juzgado el lunes por un tribunal del jurado. El Ministerio Público solicita 25 años de prisión con internamiento psiquiátrico por el delito de asesinato y once meses más por allanamiento de morada y amenazas. Y que indemnice con 50.000 euros a cada uno de los hijos de la víctima.