Las flores forman parte imprescindible del Novenario. Desde hace veinte años, se encarga de ellas Pilar Campos, camarera de ornato de la Virgen de la Montaña. Un día sí y otro no, se revisan las flores y las que están mustias se reemplazan por otras. Pilar cuida cada detalle, elabora los ramos y hace que los colores de los centros vayan en conjunto con el manto que ese día luzca la virgen, «en la subida, como es rojo, las flores son blancas», explica. Cada devoto tiene sus preferencias, pero la más extendida, según la camarera de ornato, «son el rosa y el blanco». Un año innovó, «puse mucho verde con flores naranjas y fucsias, muy silvestre, pero a la gente no le gustó mucho, a mí me encantó», cuenta Pilar. Hoy, habrá que ver qué color elige para la presentación de los niños nacidos en el año, que tendrá lugar a las 16.30 horas. También habrá recogida de alimentos y donación de sangre en el Palacio Episcopal.