Félix Monteros (22 años) pasa las tardes desde hace ocho años junto a sus compañeros en la Asociación de Discapacitados de Extremadura (Adex). Le encanta jugar al balonmano y practicar deporte con su monitor, Carlos Clemente. Por las mañanas estudia un ciclo formativo de Restauración en la Universidad Laboral, solo le quedan algunas asignaturas para acabarlo. Está deseando graduarse. Sufre una discapacidad mental que llega al 50%, pero se desenvuelve a la perfección, no le cuesta expresarse. Cuando acabe el módulo hará las prácticas en un bar de San Blas, donde cocinará los espaguetis a la carbonara, que dicen que son su especialidad.

Cuenta a este diario que se pone triste solo de pensar que la asociación pueda cerrar: "Sería una pena que cerraran. Lo pasamos muy bien aquí. He hecho muchos amigos. El problema es que no nos dan suficiente presupuesto pero tenemos que intentar levantarlo entre nosotros", explica Félix Monteros, mientras sus compañeros juegan en el patio con un balón medicinal, orientados por uno de los voluntarios. Félix se lo está pasando en grande. La de ayer fue una tarde que desea que siga repitiéndose durante años.