TLta situación de la enseñanza en Cáceres, a lo largo de la historia, no ha sido muy diferente a la de otras ciudades de similares características. Las escuelas públicas eran mantenidas por los ayuntamientos, cuando podían, que en muchos casos apenas si destinaban escasos recursos para su mantenimiento, recursos que difícilmente podían cubrir las necesidades educativas de la población, sobre todo de los más débiles económicamente.

En 1924, se publica el trabajo denominado 'Visión del problema educativo en Cáceres' del que es autor un activo maestro nacional de la ciudad llamado Germán García Fernández . La publicación recoge la opinión de este docente sobre el estado de las escuelas públicas en la ciudad. El diagnóstico es totalmente desolador.

De las escuelas públicas que existen hay ocho clases que se encuentran en unas condiciones higiénicas que por "espíritu de humanidad" no debe consentirse que sigan funcionado. De los otros quince locales abiertos solo alguno puede considerarse apto para la enseñanza, siempre y cuando se hicieran en ellos reparos y modificaciones y por último hay otros locales que solo pueden seguir funcionando limitando o reduciendo el número de niños matriculados. A esto habría que añadir la falta de cualificación y remuneración maestros, algunos cercanos a la indigencia. El número de niños en edad escolar en 1924 es de 2.760, de los que 970 acuden a escuelas públicas y 1.028 a privadas como las Carmelitas, los Franciscanos, Cristo Rey, la escuela de Marrón o la escuela que tenía la Casa del Pueblo. Por tanto serán 762 los niños que sin escolarizar vagan por las calles, siendo caldo de cultivo apropiado del atraso y la incultura que campeaba a sus anchas por ciudades como Cáceres.

En su análisis, García Fernández, se hace eco de ideas de intelectuales como Joaquín Costa o Angel Ganivet , haciendo suya la opinión que la escuela debe ser "el nervio vital de la Patria", un sentir que era como predicar en el desierto educativo de una ciudad que habría de esperar a la II República para que, por primera vez, el Estado apostase por una educación gratuita y pública como principal medio para acabar con el analfabetismo y la ignorancia.