Tenemos negocio nuevo en Pintores. Uno de los mejores locales de la ciudad feliz cambia de ocupantes: donde estaba la Casa de los Bolsos, ahora se despacha la moda de Springfield.

La historia de esta esquina entre Pintores y Moret es también la historia del comercio cacereño e incluso del comercio mundial. Ejemplifica el paso de los negocios familiares al nuevo modelo del capitalismo global de empresas multinacionales controladas por fondos de inversión internacionales.

Debemos remontarnos al año 1880 para repasar dos trayectorias empresariales que convergen ahora en Pintores. En esa fecha, Felipe García Quirós abría en el número 7 de la calle Conde de Romanones de Madrid una pequeña mercería. Esa mercería daría paso a los almacenes Quirós de la calle Luchana, que luego se convertirían en los almacenes Cortefiel de las familias Hinojosa y García Quirós.

Hermanos confiteros

No muchos años después, en la esquina de las cacereñas calles que hoy se llaman de Pintores y de Moret se instalaba un inquieto empresario cacereño llamado Melchor Gómez. Abría allí una confitería, La flor madrileña, que llamaba la atención por su gran escaparate y su magnífico decorado. Melchor Gómez pertenecía a una tradicional saga de confiteros: un hermano suyo tenía pastelería en los soportales de la plaza Mayor de Salamanca.

Al tiempo que los almacenes Cortefiel navegaban viento en popa, Melchor Gómez decidía buscar nuevos aires empresariales invirtiendo en la explotación del calerizo cacereño y en el sector inmobiliario: construía por la estación de ferrocarril de Los Fratres varias viviendas que llevarían sus apellidos: barrio de Gómez Saucedo.

Pero no por ello desaparecía la confitería de Pintores. Melchor se la traspasó a José Rubio, que la dirigió hasta que a su muerte fue regentada por su viuda, Agustina Santamarina.

En Madrid, los almacenes Cortefiel seguían creciendo y se abrían sucursales en la capital e incluso se daba el salto a otras ciudades de España. En la ciudad feliz , al dejar doña Agustina la confitería, cerraba La flor madrileña y daba paso a un establecimiento emblemático en la historia del comercio cacereño: los almacenes Gozalo.

Antes de instalarse Gozalo, se realizaron grandes reformas en el local, se abrieron los grandes escaparates que hoy lo caracterizan y por fin se inauguró aquella estupenda tienda de paquetería y novedades que competiría durante muchos años con otros dos buques insignia del comercio en la ciudad feliz : Terio y Mendieta.

Recuerda mi madre que en los años 40, siendo ella una niña, sus tías la enviaban a almacenes Gozalo a comprar sujetadores porque a ellas les avergonzaba adquirir tan íntima prenda. Eran tiempos de recogimiento y prejuicios en que aún existía la vergüenza.

Pasaron muchos años y un buen día cerró almacenes Gozalo. El local acabó dedicándose a vender bolsos mientras que la familia Hinojosa y García Quirós diversificaba su negocio ampliando el abanico de tiendas del grupo Cortefiel.

Nacían así las hoy famosas marcas Springfield, Pedro del Hierro, Milano, Douglas o las tiendas de lencería Women Secret, donde mis tías no habrían pasado vergüenza alguna. Recientemente, la familia Hinojosa y García Quirós ha vendido el 55.7% del capital de Cortefiel a los fondos de inversión CVC, Permira y PAI.

Cortefiel es hoy el segundo grupo textil español tras Inditex (Zara), aunque no cotiza en bolsa. Su política de expansión se ha fijado en el dinamismo comercial de la ciudad feliz , donde cuenta con varios establecimientos en el centro comercial Ruta de la Plata. Han remodelado su tienda emblemática (Cortefiel) y estos días inauguran un nuevo Sprinfield donde antaño vendiera pasteles Melchor Gómez en La flor madrileña.