Si es que lo han dicho siempre las madres, «hay que comer legumbres que son muy buenas» y, además, están muy ricas. Al menos, esto pensaban las más de 350 personas que ayer participaron en la garbanzada solidaria organizada por el colegio diocesano José Luis Cotallo de Cáceres. Con un precio de cuatro euros, los asistentes obtenían una bandeja con una ración de garbanzos, su correspondiente carne, pan, fruta y una botella de agua. El almuerzo se agradecía tras la ruta senderista con la que había dado comienzo esta jornada solidaria, casi nueve kilómetros en la ‘ruta de las lavanderas’.

La iniciativa ha partido del propio colegio. David Miguel Mora, profesor de Historia, ha sido uno de sus organizadores, el objetivo «intentar recaudar fondos para comprar uno o dos desfibriladores para el centro, que cuestan unos 1.600 euros cada uno», explica. El precio incluye el aparato, más «unos cursos que la empresa que nos va a distribuir los desfibriladores nos va a dar tanto a los profesores como al alumnado», detalla David Miguel Mora. Además de las 350 personas que asistieron a la garbanzada, «ha habido aportaciones por una cantidad de 300 euros en bonos solidarios, gente que no podía venir pero que han aportado sus 4 euros», apunta el profesor.

El caso del joven que sufrió una parada cardiorespiratoria en el mes de enero en el instituto Norba Caesarina y fue ayudado por sus compañeros ha sido una de las motivaciones para que la comunidad educativa del centro se planteara adquirir los desfribiladores, sin esperar a que se los suministre la administración regional, «ya queríamos desde hace tiempo, pero sí es verdad que ha sido un acicate, hay más concienciación por parte de los padres y nos hemos puesto todos manos a la obra», confirma David Miguel Mora.

Todos echaron ayer una mano para que la jornada fuera un éxito. Los alumnos de formación profesional en la barra de bebidas, profesores y alumnos preparando y repartiendo la comida. El sol y el buen tiempo acompañaron en esta jornada solidaria.